Friday, January 31, 2025

Tenis. Open Australia 2025. Segundo para Sinner.


La 113ª edición del Abierto de Australia, con sus habituales fechas de celebración en la última quincena de enero, se disputaba en esta ocasión del 12 al 26, como siempre en las pistas duras del complejo deportivo de Melbourne Park, en las afueras de la capital del Estado de Victoria. 
Organizado por la Federación Internacional de Tenis (ITF), forma parte del calendario 2025 del ATP Tour 2025 y de la WTA Tour 2025 bajo la categoría de Grand Slam. Englobando dos cuadros de modalidades 'individuales' y 'dobles' tanto para hombres como para mujeres; y un evento de dobles mixtos, además de cuadros de individuales y dobles para jugadores Junior (jóvenes no profesionales menores de 18) y competiciones de tenis adaptado, el primer Gran Slam de la temporada partía con dos claros favoritos en las figuras de Aryna Sabalenka y Jannik Sinner, respectivamente. 
El torneo continuaba impidiendo lucir su bandera a deportistas rusos y bielorusos, y contaba con la presencia de las mejores raquetas del tenis mundial, con contadas excepciones como las Barbora Krejciková en el cuadro femenino por lesión. 

Competición femenina, eran diez las representantes españolas con cuatro tensitas entrando directamente al cuadro principal, Paula Badosa, Cristina Bucsa, Jessica Bouzas y Nuria Parrizas y seis más teniendo que pasar por la calificación previa, Sara Sorribes, Aliona Bolsoba, Marina Bassols, Guiomar Maristany, Irene Burillo y Leyre Romero. 

En la cuadro de clasificación, caían en primera ronda y en dos sets Guiomar Maristany ante la brasileña L. Pigossi (6-3 y 6-1), Aliona Bolsoba ante la germana AL. Friedsam (6-4 y 6-1) y Marina Bassols ante la tailandesa M. Sawangkaew (1-6 y 5-7) y en tres sets lo hacía Irene Burillo ante la ahora suiza R. Masarova (6-7, 6-3 y 6-1). 
Hasta una ronda más lejos llegaban Sara Sorribes, que ganaba a la tenista local J. Fourbis (7-6, 5-7 y 6-4) en primera tanda, para ceder en la segunda fase frente a la también australiana M. Inglis (6-4, 3-6 y 3- 6) y Leyre Romero que se imponía en primera ronda a la italiana L. Stefanini (6-3, 3-6 y 4-6) para caer en la siguiente ante la rumana A. Todoni (6-3 y 6-2). 

Ya en el cuadro principal, Nuría Parrizas no pasaba de 
primera ronda, al perder ante la norteamericana Iva Jovic en dos sets, N. Parrizas - I. Jovic (2-6 y 1-6) y 1h26 de partido. 
En cambio, hasta segunda ronda llegaban Jessica Bouzas que caía ante la actual campeona Aryna Sabalenka, A. Sabalenka - J. Bouzas (6-4 y 6-2) en dos sets y 1h34, tras dejar en la cuneta a la británica Sonay Kartal, S. Kartal - J. Bouzas (1-6 y 6-7) también en dos sets y 1h24, y Cristina Bucsa que se imponía en primera ronda a la francesa Chloe Paquet C. Bucsa - Ch. Paquet (6-2 y 6-3) en dos sets y 1h25, cayendo ante la canadiense Leylah Fernández en tres sets C. Bucsa - L. Fernandez (6-3, 4-6 y 4-6) y 2h40, después de ganar el primero y ceder en los otros dos. 
Quedaba como mejor representante española Paula Badosa que accedía a los cuartos de final, habiendo dejado por el camino a la china Xinyu Wang P. Badosa - X. Wang (6-3 y 7-6) en 1 h27 en primera ronda; a la local Talia Gibson en segunda P. Badosa - T. Gibson (1-6 y 3-6), muy fácil en 48' y en tercera, deshacerse también con mas problemas de la ucraniana Marta Kostyuk que se llevaba el segundo, P. Badosa - M. Kostyuk (6-4, 4-6 y 6-3) en tres sets y 2h32. En octavos le correspondía la checa Olga Danilovic a la que derrotaba en dos sets P. Badosa - O. Danilovic (6-1 y 7-6) y 1h20, con lo que pasaba a cuartos donde se tendría que cruzar con la norteamericana mejor clasificada y nº tres del mundo Gauff. 
Unos cuartos de final con ausencias importantes en el ranking mundial como Jeļena Ostapenko eliminada en 1ª ronda, Zheng Qinwen en segunda, Jasmine Paolini o Jessica Pegula en tercera o Elena Ryvakina y Daria Kasatkina en 4ª ronda. Aun así las tenistas que pasaban a cuartos de final eran las tres mejores raquetas del mundo, la bielorusa Aryna Sabalenka, la polaca Iga Swiatek y la norteamericana Cori Gauff, junto a su compatriota Emma Navarro (8ª), la española Paula Badosa (11ª), otra norteamericana Madison Keys (19ª), la rusa Anastasia Pavlyuchenkova (27ª) y la ucraniana Elina Svitolina (28ª). Con respecto a la edición anterior repetían presencia Sabalenka y Gauff. Sin representación local, el cuadro final lo conformaban cuatro tenistas del este europeo, tres norteamericanas y la tenista española, con los siguientes emparejamientos: 
El primer partido de la ronda correspondía precisamente al duelo entre la jugadora española y la estadounidense número 3ª del mundo, 
C. Gauff - P. Badosa (5-7 y 4-6). Clara favorita, sorprendentemente Gauff, en un mal día de juego, no tuvo nada que hacer ante una muy sólida Badosa. La española arrancaba el encuentro muy agresiva, dejando claro cómo iba a ser su postura durante todo el set. La catalana, muy valiente respondía a su rival en cada servicio, logrando mantener a raya a la norteamericana, que acababa sufriendo las consecuencias del agarre de la española a la pista, respondiendo muy confiada en los peloteos y aprovechando errores de una Coco que seguía sin confianza en su derecha. El nivelazo del juego quedaba enmascarado por la falta de continuidad de un set intermitente que entremezclaba grandes golpes e intensidad, con errores no forzados, de Gauff principalmente. Y con esa máxima igualdad (5-5) Badosa daba un golpe sobre la mesa para demostrar su dureza y fe en la victoria y estirándose con todo en la volea, la española lograba romperle el saque a su rival y cerrar el primer set (5-7) en 50’. Los nervios y la desesperación por lo que se le venía encima hacían mella en Gauff, muy dudosa con su saque y emocionalmente muy vulnerable. Sin seguridad en su derecha, y, tras 13 eternos minutos, la paciencia de la española daba sus frutos en forma de primer break. Después de eso, parecía que la norteamericana se recuperaba con unos buenos golpes y tras haber logrado recuperar el break, pero su impaciencia volvería a hacer acto de presencia. Badosa manteniendo su gran nivel, aprovechaba las dudas de su rival para demostrar que el destino estaba en su mano. Lograba otro break y sacando para ganar, aunque Gauff intentó evitar la derrota a toda costa en ese final de encuentro, la española terminaba cerrando una importantísima victoria (4-6) en 1h43, que le mete en sus primeras semifinales de un Grand Slam. 

El segundo duelo, A. Sabalenka - A. Pavlyuchenkova (6-2, 2-6 y 6-3), se inclinaba del lado bielorruso después de casi dos horas de partido, con más problemas de los esperados y una inseguridad poco predecible en la vigente campeona. Ganando cómoda el primero (6-2) en 31’, en el segundo, era la tenista checa la que llevaba el mando con tres breack seguidos y (2-6) en 39’. Y en el tercero, la bielorrusa llegaba a ir en dos ocasiones break abajo, pero remontando el vuelo y mucha fe en sí misma, era capaz de imponerse (6-3) en 43’. Sabalenka terminaba siendo capaz de hacer valer su favoritismo ante la checa Pavlyuchenkova para citarse en semifinales con Paula Badosa. 
El tercer partido enfrentaba a la eterna tapada, la norteamericana Keys y la ucraniana Svitolina 
M. Keys - E. Svitolina (3-6, 6-3 y 6-4). Un duelo a cara de perro, muy ajustado, y donde la estadounidense encontraba la manera de virar el signo del partido tras ceder la primera manga (3-6) en 33’. Empataba el partido con un gran segundo set (6-3) en 43’ para llevarse el tercero y definitivo con un break en el quinto juego (6-4) en 47’ y pisar sus séptimas semifinales de Grand Slam y las terceras en Melbourne. Enfrente tendría a Iga Swiatek o Emma Navarro. 
 El cuarto duelo del cuadro correspondía al único enfrentamiento entre tops ten; la tercera norteamericana superviviente y nº 8 mundial y la jugadora polaca nº 2, 
E. Navarro - I. Swiatek (1-6 y 2-6). Y que la polaca resolvía eficazmente en dos sets y 1h29, accediendo nuevamente a las semifinales de un major y a las que llegaba presentando sus credenciales tras haber cedido solamente 14 juegos en sus cinco encuentros disputados.



Los partidos de semifinales, emparejaban a bielorusa y española en la primera y a norteamericana y polaca en la segunda. Duelos de estilos y personalidades apasionantes, con Aryna Sabalenka e Iga Swiatek tratando de hacer valer su favoritismo frente a Paula Badosa y Madison Keys, que llegaban rebosantes de confianza y dispuestas a dar la sorpresa. 
Así el duelo entre las amigas A. Sabalenka - P. Badosa (6-4 y 6-2), partía con Sabalenka sabiéndose la gran favorita en Australia, habiéndose dejado un solo set en todo el torneo, ante Pvvlyuchenkova y siendo eso un claro aviso de que no tenía margen de relajación, ante las ganas de sus rivales. Por su parte,  Badosa supo sufrir ante Kostyuk, demostrando una madurez pocas veces vista en su carrera a la hora de gestionar situaciones límite en partidos igualados como ante Gauff, pero sus primeras semifinales de Grand Slam, podrían pesar un poco a nivel mental. Se habían medido anteriormente en un total de 7 partidos, con un balance de 5-2, para Aryna que ganaba los últimos cinco encuentros. Se proponía Badosa sorprender a su rival, arrancando pletórica, aguantando los envites de su amiga y rival, sacando adelante un juego muy duro al servicio y situándose a tan solo un punto de poner tierra de por medio. Pero ahí emergía la versión más feroz de Sabalenka, que soltando el brazo y liberando la mente, tomaba la batuta del encuentro. Con ambas jugadoras dejándose el alma en la pista, parecía misión imposible poner en serios aprietos a la actual mejor jugadora del mundo y cuya capacidad para hacer que todo dependa de ella misma es estresante para sus rivales. Eso es lo que sintió Badosa desde el 2-0 y 40-0 que lucía el marcador en el inicio del primer set. Cubierto el estadio por completo debido a la lluvia, eso hizo que las condiciones fueran más pesadas, algo que beneficiaba claramente el tenis agresivo de una Aryna que parecía incapaz de cometer errores. No hacía daño la española a su contrincante, viendo cómo la bielorrusa era capaz de desbordarla, sin necesidad de asumir riesgos extremos y que su saque no terminaba de ayudar todo lo deseable. Llegaron el 2-2, el 4-2 y el definitivo (6-4) en 53’. 
Los problemas se agravaron en una segunda manga que supuso la síntesis perfecta de la grandeza de la actual número 1 del mundo. Inabordable, apabullante, presionando en cada tiro y desbordando por abrasión a su rival, hiciera lo que hiciera. No se puede decir que Paula Badosa jugara mal, ni mucho menos, sino que simplemente se vio desarmada para combatir a una mujer que se encuentra en un estatus superior de tenis ahora mismo. Castigando de forma inmisericorde a la española, con golpes de una violencia y precisión inusitados, y que luchaba por contener como buenamente podía un huracán de tenis. Sabalenka terminaba el partido con (6-2) en el marcador en tan solo 33’y 32 golpes ganadores y 21 errores no forzados. Así Aryna Sabalenka reafirma su poderío, mantiene el pulso por el número 1 y persigue con ahínco su tercer título en Australia en el que es la gran favorita. 

En el segundo emparejamiento se veían las caras la norteamericana 19ª del mundo con la tenista polaca y actual segunda. Difícil encontrar dos tenistas top, con estilos de juego y maneras de entender el tenis tan distintas. Swiatek se presenta pletórica de confianza y muy fresca a nivel físico y mental. Su tenis brilla a gran altura, bien es cierto que jugar de día y con calor beneficia mucho a su juego y que algunas rivales no le han exigido como sí lo hará la tenista norteamericana, cuyos problemas siempre han venido por la inconsistencia a la hora de mantener su nivel más alto, pero que cuando está inspirada, es capaz de vencer a cualquiera. Acumulando mayor desgaste que su rival, las condiciones de la noche en Melbourne beneficiaban su capacidad de aceleración y tenis directo. Se han medido en cinco ocasiones, con un balance favorable a Iga por 4-1. Sus dos últimos enfrentamientos, ambos el pasado año, se saldaron con triunfos muy cómodos para la polaca. 
M. Keys - I. Sviatek (5-7, 6-1 y 7-6), comenzaba con una Madison muy dispuesta a la acción, olvidando especulaciones. Agresiva y contundente, la americana daba el primer golpe sobre la mesa, llevando la batuta ante una Iga que no podía defenderse de una mejor forma. Swiatek respondía con otro break, pero las intenciones de Keys eran las mismas. Aunque la inconsistencia con el saque era un factor que se repetía en sendas raquetas, la número dos del mundo tiraba de experiencia para tomar el control del partido. Con 5-2 y, cuando parecía que el primer set estaba decantado para la polaca, Madison resurgía encontrando esos golpes ganadores para igualar a cinco, dejando claro que iba a seguir dando su 100% en cada punto. Después de siete breaks, la jugadora polaca imponía la lógica desde el resto sacando la garra en el momento crucial para colocarse a un set de la final (5-7) en 49’.  
El poderío de Swiatek se reflejaba en el marcador, pero no en la pista donde la irregularidad no daba tregua. Y en la segunda manga, la falta de constancia aparecía solamente en Swiatek, que quedaba indefensa sin apenas moverse y que incluso mostraba su frustración al desahogarse con su equipo. La alta intensidad de Keys resultaba suficiente para desequilibrar a la polaca, quien daba una versión inédita de su juego en Australia. Ya con el 0-5 en contra, la número dos del mundo trataba de alargar los puntos para recuperar ciertas sensaciones y, aunque evitaba el rosco, la estadounidense desplegaba su mejor tenis para reducir a su rival, quien parecía estar completamente perdida en ciertos intercambios. A una velocidad simplemente superior, Keys no se cortaba para dirigir el destino de los puntos. (6-1) en 27’. 
La amenaza seguía latente desde el resto en ambas jugadoras, pero con todo en juego, y más cerca de la final que nunca, tanto la americana como la europea aguantaban desde la defensa. De las oportunidades de Madison, que se quedaban por el camino, a las de una Swiatek que tampoco era capaz de materializar un break que valía oro a esas alturas del choque de semifinales (noveno juego) y momento en el que Keys dejaba escapar un grito con mezcla de rabia y alivio. De estar a dos puntos de acceder a la final, la americana cedía su saque en el momento más crucial del choque, pero luego Iga cometía una doble falta con su saque en bola de partido justo en el último juego para que el duelo se decidiera en un tiebreak. Los nervios aparecían más fuertes que nunca, con las dos jugadoras siendo cada vez más conscientes de dónde estaban y de dónde podrían estar en caso del triunfo. Los errores llegaban tanto de un lado como del otro de la red, aunque Iga era quien tenía la ventaja al ir por arriba en el luminoso. Así estuvo hasta el segundo punto de partido, el primero del tiebreak, que se inclinaba para Madison que sorprendía pasando a la final (7-6) en 1h19. 
Después de más de dos horas y media de tensión y diferentes emociones, Madison Keys rompía a llorar nada más cerrar una victoria épica ante la número dos del mundo, para citarse con Aryna Sabalenka en la pelea final por el trofeo. 

 A la gran final, volvía a acceder la tenista bielorrusa, enfrentada en esa edición a la veterana tenista norteamericana. 
A. Sabalenka - M. Keys (3-6, 6-2 y 5-7). Aryna Sabalenka buscaba repetir el titulo y conseguir el nº uno. Enfrente, una rival que llegaba en forma y que, en realidad, siempre está ahí. Madyson Keys no tenía ningún Grand Slam en su palmarés, pero ya había disputado una final, Open USA2017 contra Sloan Stephens. Además otras cuatro veces había estado en semifinales de un grande. Diez años acabando entre las 20 mejores, hablan de su regularidad, pese a que gran parte del 2024 se lo perdiera por una lesión en el hombro. Y 2025 comenzaba con triunfo en Auckland, demostrando su gran momento de forma. Sabalenka, por su parte, llegaba de ganar en Brisbane. Coincidían por tanto las dos invictas, siendo las mejores en el arranque del año y el equilibro se hizo patente en la final. Que la favorita no estaba cómoda se vio desde el principio. Si en las semis contra Badosa empezaba con un break en contra y desde ahí se transformaba en un vendaval, esta vez también arrancaba con una rotura en contra, pero sin poder reaccionar de la misma manera. Desde los compases iniciales del primer set pudo comprobarse que Keys no iba a ser una mera comparsa y que estaba en la final con la determinación necesaria para luchar con firmeza por la gloria. Su tenis incisivo molestaba a una Aryna muy inestable con su derecha y a la que le comía la pelota debido a la profundidad y velocidad de los golpes de la estadounidense. Esa inseguridad y falta de dominio, tan poco habitual en la bielorrusa, acarreaba muchos errores no forzados, con varias dobles faltas incluidas, mientras que Madison caminaba por la pista con aplomo y seguridad. Insegura en el saque, miraba a su banquillo y no entendía nada. La potencia de sus golpes encontraban sorprendente respuesta en Keys, gran pegadora también, y que se colocaba (1-5) en el primer set encontrando golpes ganadores que dejaban a la mejor jugadora del mundo sin respuesta y finalizando (3-6) en 39’. 
Para la segunda manga, la bielorusa se recomponía, sabiendo defenderse y sufrir, para contragolpear y atacar cuando tenía posición. La recuperación de Sabalenka iniciada en el parcial anterior, tomaba forma ahora y de manera inesperada. La bielorrusa es una tenista de acero, que pega y pega hasta desarmar a la rival y así al juego inicial de Keys respondía con cinco juegos seguidos (5-1). Estos últimos años ha encontrado la consistencia en su juego, porque los errores no se le disparan. Pero además ha ido incluyendo más registros. La reacción no llegaba a través de la fuerza, sino por medio de la sutileza, de los golpes cortados, de las dejadas. Aumentando su porcentaje de primeros servicios, empezó a conectar golpes paralelos desbordantes y sacó de su zona de confort a una Keys que se vio superada por la bielorrusa, pero no perdió la cara al partido y siguió convencida de sus posibilidades a pesar del (6-2) final en 45’. 
Sin tener la número uno sensaciones increíbles, comenzaba el definitivo set, con el partido abierto, pues Keys, no parecía afectada por la situación, ni menos por el escenario. Prueba de ello fue la gran batalla vivida en un parcial no apto para cardíacos. Ambas se hicieron fuertes al servicio, desplegando su mejor tenis y se pusieron el mono de trabajo para intentar arrebatar la iniciativa a su rival cuando conseguía meterse en pista. Tiros vertiginosos, intentos de cambios de ritmo, defensas mucho mejores de lo que cabría esperar en ambas y, en definitiva, un tenis de muchos quilates que derivó en situaciones de máxima tensión e igualdad. Como la del undécimo juego, cuando Madison tuvo que afrontar un inquietante 15-30, resuelto de forma impresionante con un gran servicio y dos derechas espectaculares, para colocar el (5-6) en el luminoso y reforzar su confianza. Fue el impulso necesario para conseguir el zarpazo definitivo al partido desde el resto, pues cuando todo parecía dirigido al tiebreak final, llegó la revolución. Primero forzaba un error de Sabalenka y después apretó para ponerse 0-30. A dos puntos de la gloria, reducía distancias Sabalenka con un gran saque, pero Keys decidió que era su oportunidad y que no iba a dejar escapar su tren. La primera pelota definitiva no la pudo concretar, pero en la segunda apretaba con su fantástica derecha para cerrar el duelo por todo lo alto, con un golpe ganador, y culminar una semana inolvidable para ella. (5-7) en 42’ para dos horas de partido total. Tras años de pelea, Keys ya puede presumir de su primer Grand Slam privando a Aryna Sabalenka del título en una edición 2025 en el que era la gran favorita, en un gran duelo y que se convertía en un dolor de cabeza para la número uno del mundo. ¡Honores para la estadounidense!
Madison Keys es la nueva campeona del Open de Australia. Una edición 2025, antológica para ella, venciendo en semifinales a Swiatek, y antes a Rybakina y Svitolina, siempre forzando los tres sets, para subir la apuesta en la final y superar a la reina de Melbourne, campeona los dos últimos años, y gran dominadora de la pista dura: Aryna Sabalenka. 

¡

Que manera de llorar la estadounidense cuando se abrazaba a su equipo de trabajo!. 
¡Y cómo lloró Sabalenka, después de felicitar a la vencedora!. Sentada en su silla, la toalla que le tapaba la cabeza no conseguía esconder sus hipidos. ¡La viva imagen de una Magdalena moderna! Marchando al vestuario para pasar el mal trago antes de la entrega de trofeos, regresaba recompuesta, con la sonrisa de siempre y las bromas habituales en sus discursos. 

En cuanto al cuadro masculino, la armada española estaba representada por doce tenistas de los que cinco de ellos pugnaban por pasar 
la clasificación y uno la superaba. Así Martín Landaluce accedía al cuadro principal tras eliminar en primera ronda clasificatoria al belga E. Collignon (3-6 y 3-6), en segunda al japonés J. Trotter (6-4 y 7-5) y en tercera al checo D. Svrcina (2-6, 6-1 y 7-5). Del resto de españoles en primera ronda caía Oriol Roca al ser eliminado por el húngaro M. Fucsovics (6-4 y 6-4), mientras que a segunda llegaban Alejandro Moro que cedía ante el norteamericano Ch. Eubanks (6-3 y 6-3) tras haberse deshecho en primera del peruano JP. Varillas en tres sets (7-6, 6-7 y 4-6); Javier Barranco ante el italiano Fr. Passaro (4-6, 6-3 y 7-6) después de dejar en la cuneta al argentino F. Mena (6-4 y 6-2) y Carlos Taberner ante el británico B. Harris (1-6 y 2-6) tras eliminar en primera al local E. Winter (4-6 y 5-7). 

Los tenistas que accedían directamente al cuadro central eran Pablo Carreño, Pedro Martínez, Jaume Munar, Roberto Bautista, Roberto Carballés, Alejandro Davidovich y Carlos Alcaraz, como principal valedor español, actual número tres mundial, tercer cabeza de serie y aspirante al título. 
En primera ronda y a las primeras de cambio caían eliminados el recién clasificado M. Landaluce que lo hacía ante el australiano J. McCabe (6-4, 6-3 y 6-4); R. Bautista que cedía ante el canadiense D. Shapovalov en cuatro tras imponerse en el primero (6-3, 4-6, 4-6 y 6-7); y J. Munar que lo hacía frente al nº 6 del mundo, el noruego C. Ruud tras cinco batallados sets (6-3, 1-6, 7-5, 2-6 y 6-1). 
Hasta segunda ronda llegaban P. Carreño que cedía ante el norteamericano B. Shelton (6-3, 6-3, 6-7 y 6-4) tras eliminar en primera ronda al polaco K. Majchrzak (6-4, 6-4 y 6-3) y P. Martínez, en su caso ante el dos mundial, el alemán A. Zverev (1-6, 4-6 y 1-6) y tras retirarse su contrincante de la primera ronda el italiano L. Darderi (6-3 y 4-1). 
En tercera ronda quedaba eliminado R. Carballés de forma clara ante el estadounidense T. Paul (6-7, 2-6 y 0-6), tras haberse impuesto en primera al chileno A. Tabilo (6-1, 2-6, 3-6 y 6-7) y en segunda al australiano J. Duckworth (6-4, 6-2 y 7-5). 
Hasta octavos de final lograba acceder A. Davidovich, tras imponerse claramente en su primer cruce al chino J. Shang (6-7 y 2-5), que se lesionaba y debía retirarse; en segunda ronda remontaba el partido, tras una gran batalla frente al canadiense F. Auger-Aliassime (6-7, 6-7, 6-4, 6-1 y 6-3) y en tercera Davidovich, de igual manera doblegaba al checo J. Mensick (6-3, 6-4, 6-7, 4-6 y 2-6) también en cinco sets. Para la cuarta ronda le tocaba cruzarse con el verdugo de Carballés y también cedía de forma clara ante el tenista norteamericano, A. Davidovich - T. Paul (1-6, 1-6 y 1-6)
Y el único de los doce españoles que accedía a cuartos, era el murciano Alcaraz, y que además le tocaría medirse al tenista serbio. Las cuatro victorias de Alcaraz hasta entonces eran: dos seguidas fáciles ante el uzbeko Shevchenko y el japonés Nishioka, V. Shevchenko - C. Alcaraz (1-6, 5-7 y 1-6) y Y. Nishioka - C. Alcaraz (0-6, 1- 6 y 4-6), en primera y segunda ronda respectivamente; más complicada la de la tercera ronda ante el portugués Borges con cuatro sets N. Borges - C. Alcaraz (2-6, 4-6, 7-6 y 2-6), y nuevamente sencilla la de octavos ante el británico Draper J. Draper - C. Alcaraz (5-7, 1-6 y ret), con abandono incluido del ingles. 
Cuartos de final. Al igual que las mujeres llegaban a la ronda final las tres mejores raquetas, pero en este caso más dos top ten, el nº 12º, el 21º y el 55º y cayendo nombres ilustres en el concurso, como el danés Rune en octavos, el norteamericano Fritz en tercera ronda, el noruego Ruud o el ruso Medvedev en segunda y el ruso Rublev, el búlgaro Dimitrov o el griego Tsitsipas en primera. 
Pasaban a esta ronda dos tenistas italianos, J. Sinner y L. Sonego, dos norteamericanos T. Paul y B. Shelton, el australiano De Minaur, el serbio N. Djokovic, el español C. Alcaraz y el alemán Zverev. 
El primer enfrentamiento correspondía al vigente campeón y al único tenista local en liza y nº 8 mundial. Y en pista la diferencia entre italiano y australiano se hacía patente 
J. Sinner - A. de Minaur (6-3, 6-2 y 6-1), y el de San Cándido, aprovechando mejor los puntos clave, sólo necesitaba tres sets y menos de dos horas de partido para solucionar el pase. 
El siguiente partido, entre los dos outsiders de la ronda, al contrario que el anterior, sin claro favorito en las apuestas, duraba casi cuatro horas y debía decidirse con cuatro épicos sets, y apunto de un quinto, dado lo parejo del duelo. B. Shelton - L. Sonego (6-4, 7-5, 4-6 y 7-6) no decepcionaba a nadie y la consistencia de la sorpresa norteamericana en los dos primeros sets se veía cuestionada por la épica defensa del todavía más sorprendente italiano incluyendo un punto para la historia. 
Para el tercer partido quedaba el duelo más esperado de la ronda y donde medían fuerzas el jugador serbio y el tenista español. Y el duelo entre el actual nº 7 y el nº 3 del mundo 
N. Djokovic - C. Alcaraz (4-6, 6-4, 6-3 y 6-4), terminaba en manos serbias por quinta vez en sus ocho enfrentamientos, en 3h 37. Con un ambiente más otoñal que veraniego, el primer set fue una montaña rusa de sensaciones, rachas y sucesos que marcaron el partido. Lo empezó mejor Djokovic, con break en su primer juego al resto. Alcaraz, gracias a un gran revés acortó distancias y después, con su saque, igualó el marcador de inmediato. A partir de ahí, tomó las riendas del partido y con un ritmo endiablado reventó al balcánico, que se dañaba la pierna izquierda en un mal apoyo antes de perder por segunda vez su servicio, yéndose a vestuarios para ser atendido. Si fuera estrategia o lesión el caso es que el de Belgrado volvía con un vendaje en el muslo izquierdo y sin poder evitar que Alcaraz se llevara el set en 54’ (4-6). 
Cojeando durante unos minutos, el experimentado serbio, acortaba los puntos, y afinando sus saques, se jugaba un resto tras otro, directos a las líneas. Ayudado por la frialdad de Alcaraz, que parecía no querer hacerle sangre a un rival aparentemente lesionado, y que finalmente se vio metido en una emboscada que le costó la segunda manga (6-4) en 50’. 
Y eso que Djokovic parecía cerca de la retirada, sobre todo después de no poder hacer un break en el 3-3, un juego muy largo (10’49). De hecho, los compañeros de la prensa de su país negaban con la cabeza casi en cada punto.  Pero no fue así, y lo que sea que le hubieran dado cuando le atendieron en vestuarios empezó a hacerle efecto. Nole recuperaba el tono de los dos primeros juegos del encuentro y dominador, corriendo nuevamente cuando la ocasión lo requería, amenazó el servicio de Alcaraz hasta encontrar las fisuras para volver a romperlo. Y, cuando más fácil parecía tener el llevarse el tercer set, el murciano le devolvía el break. Al partido no le faltaba emoción y Djokovic, trazando los golpes con tiralíneas y situado en un palmo de terreno, asestaba otro zarpazo final a un Carlos mosqueado, con un último punto sublime de revés cruzado (6-3) en 50’. 
Sin saber muy bien qué hacer y con algunas molestias en el muslo derecho, Alcaraz se encontraba con un break en contra en la salida de la cuarta manga. Enfrente Djokovic se medicaba y seguía para adelante, en trance hacia la victoria. Sin oposición ante un Alcaraz perplejo que buscaba la complicidad de un público afín a base de golpes impactantes, intentando no perder la sonrisa ni cuando estaba al borde del KO, con ventaja de Nole para el 5-2. Le quedaba orgullo y eso hizo que el duelo ganara plasticidad. Un 15-40 del español hicieron albergar esperanzas de jugar un quinto set. Pero desaprovechada la ocasión, ahí morían sus anhelos. 
Segunda derrota consecutiva (tras la final de los JJJOO de París) ante un Djokovic, que como los gatos parece tener siete vidas. 
Cerraban la ronda de cuartos, el segundo de los norteamericanos y el tenista alemán, actual nº dos mundial. 
Y el T. Paul - A. Zverev (6-7, 6-7, 6-2 y 1-6), no decepcionaba a nadie en un partido que a punto estuvo de dar la sorpresa con la eliminación del dos del mundo, tras 3h28 de partido. Dos veces se habían enfrentado previamente y en las dos se había impuesto el norteamericano. Y en este partido el estadounidense, llevaba el mismo camino al disponer de un set point en el 6-5 inicial con su saque. Y en el segundo parcial otro más, al resto con 5-4, y en el que, además, llegó a tener ventaja de 5-2. Ambas bolas de set, se le escaparon por fallos propios y le pasaron factura para el resto de partido. Tanto así que en la manga inicial (6-7) en 59’, perdía 10 de los siguientes once puntos tras fallar el set point. Y sólo ganaba cinco de los siguientes 21 tras desperdiciar la bola de set del segundo parcial (6-7) en 1h06. Gran crédito para Zverev que siguió perseverando en la desventaja, manteniendo la compostura tras ceder la tercera manga (6-2) en 36’. Para el cuarto set se adelantaba rápidamente con un doble break, para luego ganar cómodamente (1-6) en 47’ al tercer match point. La victoria permitía al alemán acceder a su novena semifinal de Grand Slam (segunda seguida en Australia). 

A Semifinales pasaban por tanto Sinner, Shelton, Djokovic y Zverev, tres repetidores y el joven valor estadounidense, enfrentándose en ese mismo orden. 
Es decir, en la primera eliminatoria, el italiano se enfrentaba al verdugo de su compatriota Sonego en cuartos J. Sinner - B. Shelton (7-6, 6-2 y 6-2) y el nº uno tras un primer set muy peleado se imponía con rotundidad en los otros dos para presentarse en su segunda final seguida del torneo tras 2h36 de partido. 
En la otra, el partido entre serbio y alemán, todavía resultaba más emocionante, sobre todo por el desenlace N. Djokovic - A. Zverev (6-7, 0-0) con Djokovic retirándose de la pista al concluir el primer set. Un set sin ninguna rotura de servicio, y con un jugador serbio algo mermado pero que seguía dominando los puntos, y que aunque tuvo algunas bolas de break en contra, el miedo escénico de Zverev no terminaba de sentenciar para sí.. Enfrente, la actitud de Sascha era jugar desde la pasividad y a la espera, sin ser agresivo cuando Djokovic le daba alguna opción, ya que su primer servicio no estaba funcionando bien. Así, llegaban al desempate de la manga y que finalizaba a favor del alemán (7-5) tras un error clamoroso del serbio en una subida a la red y en 1h20. Con mucho calor en la pista el jugador serbio no se veía capacitado como para remontar el encuentro, optando por retirarse sorpresivamente, ante la decepción y abucheos del personal, que pensaban que estaba fingiendo molestias. 


Y en la inédita final, se producía algo que no ocurría desde 2019. con Djokovic y  Nadal en pista, y es que la disputaban los actuales número 1 y 2 de ranking ATP. Anteriormente se han cruzado seis veces con el tenista alemán dominando por 4 victorias a 2. En cuanto al torneo del número uno y vigente campeón, ha transcurrido atravesando problemas físicos, luchando contra el calor, dosificando sus niveles de energía y de tenis y desplegando su mejor versión como aviso antes del duelo por el título y que cedía sets ante Schoolkate y Rune pero dejaba su sello en los partidos de cuartos de final y semifinales, donde desmontaba con precisión de cirujano los juegos de De Miñaur y Shelton para llegar en estado de gracia a la última cita del torneo. Enfrente el alemán nº dos llegaba en plena forma mental habiendo cedido sets ante Humbert y ante Paul. Ahora maneja mejor los nervios, y llega a la final siendo mejor en momentos claves (tiebreak del primer set ante Djokovic, final de los dos primeros sets ante Paul) y tiene en su saque un bonus. Además, sabe perfectamente cómo jugarle al número uno del mundo y, sobre todo, afronta esta final con menos presión que las anteriores, sabedor de que la vitola de favorito recae sobre su rival.
J. Sinner - A. Zverev (6-3, 7-6 y 6-3) en 2h42 Salía Sinner a pista, con el aplomo y dominio insultante del que hacía gala durante todo el torneo frustrando cualquier atisbo de esperanza en su rival. Un Alexander Zverev que desde los primeros compases tenía problemas para encontrar un esquema de juego ideal que suscitara ciertas esperanzas de triunfo. Jugar con su drive, incidir en la derecha de Sinner y encontrar un equilibrio entre agresividad y consistencia eran las máximas con las que salía a pista. Nada se le puede reprochar al germano en ese plan, que ejecutó bien, pero en cuanto bajaba un ápice su porcentaje de primeros saques, se encontró con el asedio inmisericorde del italiano, que consumaba su superioridad con un break a la postre definitivo. El de San Cándido se movía con más velocidad, tenía un puntito más de potencia en sus tiros, aguantaba todo lo que le planteaba Sascha y no dudaba a la hora de afrontar puntos decisivos (6-3) en 46’. Sinner parecía inabordable también en la segunda manga, pero el germano lograba incrementar su nivel, consiguiendo mantener la igualdad y colocarse con un prometedor 0-30 en el duodécimo juego. Ahí se produjo el primer gran punto de inflexión, con una respuesta catedralicia del italiano, incluyendo el punto más espectacular del partido, que caía de su lado. No desfalleció Sascha, quien compitió al máximo en un tiebreak que parecía ser su último tren a la gloria. Era el momento de dar un golpe sobre la mesa y demostrar que al otro lado de la red había un humano y no un robot. Sin embargo, con 4-4 en el marcador, se produjo una jugada muy afortunada para el italiano, con toque de la bola en la red, cayendo muerta al otro lado y desatando los demonios en un Zverev que veía cómo, después de ese golpe de fortuna, el robot volvía a ejecutar las

órdenes con la frialdad y precisión que acostumbra, para ponerse con dos sets de ventaja (7-6) en 1h12.
La montaña parecía imposible de escalar para el teutón, no por su incapacidad para hacerlo por sí mismo, sino por la solvencia de su contrincante. Poco tardaba el italiano en poner un clavo más en el ataúd de Sascha, al lograr un break en el tramo inicial de un tercer parcial que tuvo poca historia (6-3) en 44’. 
Alexander Zverev claudicaba sin remedio ante la superioridad evidente de un Jannik Sinner, justo y merecido campeón del Open de Australia 2025. Y sintomático es que no haya tenido que afrontar ni una sola bola de break en contra durante la final. Sinner ha vuelto a demostrar que es un tenista prácticamente inabordable en pista dura actualmente. El italiano impuso su autoridad ante un nº dos mundial que se quedó sin argumentos para combatir frente a una máquina perfecta programada para la victoria ineludible. 
Tercer título de Grand Slam para él y segundo Open de Australia. Quizá no emocione a muchos aficionados, pero es un jugador simplemente perfecto en estos momentos y puede estar gestando un legado memorable. 
Jannik Sinner y Madison Keys se van de Melbourne con la satisfacción de haber conquistado la gloria en este Open de Australia 2025, y con un impulso notable a su economía al embolsarse 3,5 millones de dólares australianos, (2,2 M estadounidenses).