

Pasada la isla de Santa Clara las cuatro embarcaciones enfilaron emparejadas la ciaboga exterior. Todos tuvieron una maniobra limpia y el show continuó su curso. Era la hora de volver y de empopar bien el bote para aprovechar lo mejor posible las pequeñas olas que se presentaban en el camino. Es públicamente reconocido que Ioseba Amunarriz, patrón de Hondarribia, es un sheriff en estas lides, y ayer volvió a demostrarlo. Puso a su trainera en cabeza en el tramo medio del retorno a tierra, haciendo soñar a sus vecinos con lograr una victoria épica. En el otro lado de la balanza estuvo Gorka Aranberri. El joven se erigió, sin quererlo, en una parte importante del resultado final de la regata. Corría el minuto trece de la regata y la Ama Guadalupekoa lideraba con menos de un segundo de diferencia con respecto a Orio y a Urdaibai. Los txos eran vecinos de calle de los verdes y se acercaron demasiado a la calle 4. Tanto que chocaron palas. La Bou Bizkaia siguió con su remontada en busca de la victoria en la jornada y en la regata.

Ese fue el gran momento de los bermeotarras, que
repitieron la misma gran txanpa final del pasado domingo y cogieron un segundo
de ventaja que a la postre fue definitivo. Los últimos 200 metros fueron de lo
más excitante. Emparejados los tres de cabeza, nadie podía aventurar quién se
llevaría el gato al agua y, entonces, apareció Orio, forzaron una última serie
de remada corta, adelantaron a Hondarribia y a punto estuvieron de adjudicarse
la victoria de la jornada. Finalmente, Urdaibai aguantó el tirón de los aguiluchos
y se llevó la victoria por 0.66 segundos. A 1.06 llegó la Ama Guadalupekoa,
cerrando el trío de los mejores. Por contra, Kaiku no levanta cabeza y se
volvió a dejar un mundo en popare, terminando a 15 segundos. Tras la
reclamación de Hondarribía y la consiguiente descalificación de Urdaibai, todos
mejoran una posición, la regata se la lleva Orio y la bandera se fue a Bidasoa
por undécima vez y después de 45 largos años.
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