El Augusta National Golf Club se vistió de gala para celebrar el primer major de la temporada, en su 77ª edición. Los mejores jugadores del mundo se dieron cita en este evento único que, como cada temporada, distingue al mejor tras los 72 hoyos, con su emblemática chaqueta verde.
Danny Willet defiende título en una edición muy especial para los aficionados españoles, que esperan el debut en esta competición de Jon Rahm. Junto a él José María Olazábal, Sergio García y el canario Rafa Cabrera Bello, completan la expedición española en Augusta. Dustin Johnson, Rory McIlroy, Jason Day, Jordan Spieth, Henrik Stenson, Phil Mickelson o Hideki Matsuyama son solo algunos de los pesos pesados nominados a hacerse con este primer grande de 2017, el primero que se disputa sin la leyenda Arnold Palmer, fallecido en 2016.
Precisamente
la primera jornada empezaba con la ceremonia en la que los “Honorary Starters” Jack Nicklaus y Gary Player rendían homenaje al fallecido. El gesto más emotivo lo tuvo el “Oso Dorado” cuando apuntó al cielo con su gorra y se acordó de “The King”.

Comentada fue la retirada del nº 1 del mundo y gran favorito para el triunfo Dustin Johnson por una inoportuna caída el día anterior que le dejó la espalda baja maltrecha, por lo que ni siquiera pudo jugar el primer hoyo del recorrido.
El otro gran protagonista del día ha sido el viento que se ha encargado de que otros "caballos ganadores” tuvieron un día aciago. Por ejemplo Jordan Spieth (+3), que cambió su cuádruple bogey del último día de juego del año pasado en el hoyo 12 por otro igualito en el hoyo 15 de esta edición y tendrá que tirar de épica si quiere figurar en los puestos de honor de la clasificación el domingo. No fue el único. Martin Kaymer (+6), Henrik Stenson (+5) o Hideki Matsuyama (+4) también lo pasaron mal en un día en el que el Amen Corner acumuló un buen número de bolas en el agua. Mientras en la parte alta de la tabla continúan nombres conocidos. Los Phil Mickelson (-1), Sergio García (-1), Justin Rose (-1), Lee Westwood (-2) y compañía utilizaron todos sus recursos para mantenerse a flote, teniendo en cuenta que se espera la misma climatología para el día siguiente. Quién no está muy preocupado es Charley Hoffman, que arrasó a todos sus rivales con unos estratosféricos 65 golpes en condiciones muy difíciles. Veremos si esto es flor de un día o si es un candidato serio al triunfo final. Del resto de españoles: Jon Rahm (+1), Rafa Cabrera Bello (+3) y Chgema Olazabal (+5).
La segunda jornada comenzaba muy temprano para algunos, como Will McGirt, que sin apenas visibilidad al comienzo, ha conseguido más o menos aguantar el tipo y se ha situado 5º clasificado con (-2). Las temperaturas tampoco acompañaban, lo que unido al viento reinante ha propiciado escenas más propias del invierno que de la primavera georgiana. Con respecto al juego, cuando se cumplen 8 años de las duras declaraciones que Sergio García (-4) dedicó al Augusta National tildando al recorrido de “injusto” hoy se ha podido ver el nombre del castellonense en lo más alto de la clasificación durante casi todo el día, señal inequívoca de que el jugador español ha madurado desde entonces. Golfistas jóvenes de gran talento como Thomas Pieters (-4) o Rickie Fowler (-4) están al acecho y, otros más veteranos como Ryan Moore (-1) o el campeón olímpico Justin Rose (-1) tampoco van a levantar el pie del acelerador. De Charley Hoffman no se puede aventurar gran cosa a pesar de haber flojeado un poco este viernes (+3 para el día, -4 total). Por su parte, Jon Rahm (-2 hoy , -1 en total) sigue dando la sensación de que podría estar mucho más arriba por su juego. Si sigue mejorando con el putter en las manos, optar al triunfo no es descabellado.
Del resto, destacar a dos jugadores. Por un lado, el gran Fred Couples, que con 57 años hoy ha firmado unos excelentes 70 golpes que le sitúan a solo tres del liderato. No estaría nada mal que, para celebrar el 25º aniversario de su triunfo en el Masters de 1992, se llevara también este. Por el otro lado, hay que destacar a Stewart Hagestad, el Campeón Mid-Amateur de los EEUU, que ha sido el primer golfista de esta categoría en haber pasado el corte en los últimos 28 años. Rafa Cabrera bello (+5) y Chema Olazabal (+4) no han pasado el corte.
Tercera Jornada, por fin con buen tiempo. La historia de "los sábados" estaba hoy contra el castellonense ya que sus terceras vueltas en este torneo habían sido tradicionalmente muy malas. Además, sus rivales han presionado desde el inicio con resultados bajo par mientras García no acertaba a consolidar sus birdies sin hacer bogeys poco después. Y cuando parecía que se había ido al agua en el hoyo 13, se ha sacadode la chistera un gran golpe desde el obstáculo de agua y ha conseguido embocar un nuevo birdie. Y, otro acierto en el hoyo 15 le ha permitido acabar su ronda con un excelente 70 que iguala su mejor tarjeta en un tercer día en el Torneo. Pero lo mejor ha sido su actitud; ni un solo mal gesto, ni un momento de sobreactuación, solo confianza, concentración y mentalidad ganadora. Si juega igual mañana, tiene muchas posibilidades de estrenar por fin un casillero de “grandes” que está incomprensiblemente vacío. No va a ser fácil. Enfrente va a tener un ramillete de enormes jugadores, varios de ellos con uno o varios “majors” en la vitrina, que van a intentar evitarlo. El primero de ellos, Justin Rose, que con (-6) está empatado con el español. El jugador inglés se ha destapado con una excelente ronda de (-5) (la mejor del día) que le ha encaramado al primer puesto de la clasificación. Compañeros en la Ryder Cup, el domingo compartirán partido estelar. Justo delante suyo tendrán al bando estadounidense, con Fowler (-5) y Jordan Spieth (-4) como representantes. El californiano ha tenido un día algo irregular, que ha salvado en los dos pares 5 de la segunda vuelta del campo. En cambio, Spieth ha sido nuevamente un ejemplo de resiliencia al firmar 68 golpes y situarse con opciones de victoria tras el nefasto cuádruple bogey del hoyo 15 de un primer día en el que finalizó a 10 golpes del liderato. Como curiosidad, decir que nadie ha conseguido ganar el Masters con un resultado tan abultado como ese en un hoyo, lo que dice mucho del juego del tejano. Del resto de aspirantes, Ryan Moore (-4), Charley Hoffman (-4) y Adam Scott (-3). Moore comparte con García la estadística de ser los que menos bogeys han cometido en el torneo, lo que le convierte en candidato al triunfo. A pesar de que pocos confiaban en él, no se puede excluir a Hoffman porque, de no haber sido por un inoportuno doble bogey en el hoyo 16, también estaría co-liderando el evento y Scott ya ha ganado este torneo, por lo que ha demostrado estar capacitado para dar la sorpresa. Jon Rahm (+1 hoy, bajo par en total) camina por el puesto 29.
En la
última jornada, Sergio García y Justin Rose, durante 19 hoyos que serán recordados siempre, convirtieron la última ronda del Masters en un cuerpo a cuerpo sin piedad que solo se resolvió en el último golpe, en el último green. La pelea de los dos europeos engrandeció uno de los Masters más igualados de los últimos tiempos.

Cualquiera de los dos podía haberse impuesto. La mínima rendija que dejaba abierta uno de ellos, un putt dubitativo, un chip torcido, lo aprovechaba el otro sin dudar. Nada se regalaba, nada podía darse por supuesto. Ninguno se arrugó.
Sergio García comenzó jugando como si vistiera esmoquin. Tan elegante, imaginativo, creativo y genial era su juego, que parecía dictado por Seve. Los greens de Augusta en todo su esplendor, duras montañas resbaladizas que no dejaban asentarse ninguna bola donde querían dejarla los demás, se plegaban a los deseos de su wedge, que parecía una varita mágica capaz de dibujar nuevas trayectorias, curvas, órbitas en la geometría trazada en la hierba. Dos birdies en los tres primeros hoyos, dos golpes de recuperación geniales en el dos y en el cinco hicieron creer a más de uno que el viejo dicho que de que el Masters comienza en el décimo hoyo de la última ronda estaba demasiado sobrevalorado.
Terminado el quinto hoyo, donde Rose cometió bogey, los dos norteamericanos fabulosos que actuaron de teloneros y coristas, Jordan Spieth y Ricky Fowler, habían desparecido de la contienda, incapaces de soportar el ritmo de los grandes.
En ese momento, el marcador era claro: García, (-8); Rose, (-5). En otro torneo, en otro campo, al español le habría bastado con mantenerse regular y forzar a su rival a jugar agresivo para cometer erroresr. Otro torneo, otro campo, no es un grande, el grande más deseado, no es un Masters. El frac lo recogió Rose: tres birdies seguidos del sexto al octavo. Empate a (-8) a falta de nueve hoyos. Tras las escaramuzas, en el décimo, efectivamente, los clásicos nunca yerran, comenzó el Masters.
Los dos jugadores se pusieron ya el mono de trabajo, sudaron, resoplaron, y comenzó el verdadero intercambio de golpes. Los dos primeros los regaló García, con bogeys en el 10 y en el 11. A falta de siete hoyos, Rose ganaba por dos golpes. El 13, como la víspera, las azaleas tan simbólicas y amorosas, cambió el partido. Pese a una penalización por dropaje, el de Castellón salvó el par. Anonadado, Rose falló un putt de birdie que habría matado el partido y dejó la puerta abierta al regreso espectacular de García: birdie al 14, eagle fantástico, casi un albatros a lo Sarazen en el 15, y de nuevo un golpe menos. Rose le devolvió la genialidad en el 16º. Con un birdie recuperó la ventaja, pero la perdió en el 17 con un bogey. Sin tregua, sin respiro, Sergio García ganó dos hoyos más tarde, 18 años después de su primer viaje a Augusta, su primera chaqueta verde, su primer grande.
La victoria no se decidió en el green del 18, donde ambos fallaron su putt, un golpecito que habría decidido la contienda. Dos hierros geniales de ambos. La bola de Rose dio un golpe afortunado en el borde del green y se quedó a dos metros de la bandera; respondió el español con su mejor wedge del día: la bola limpia voló alta, cayó lenta y rodó como atraída por un imán hacia la bandera: se quedó a metro y medio. Augusta, decían los viejos, se gana metiendo un putt de dos metros cuesta abajo. El último golpe. A su lado los 278 que habían dado ambos para llegar allí eran recuerdo. Los 71 hoyos anteriores, pasado. A eso se redujo el torneo para ambos. Tenían tantas ganas de seguir dándose duro que ambos lo fallaron.
En el regreso al 18 en el playoff, el suspense no duró. Rose se fue a los pinos de la derecha, necesitó dos golpes más para llegar a green y falló un putt largo que le habría dado un mínimo de esperanza. García lo jugó como nunca. La gloria, la grandeza, le esperaban allí, en aquel green que tantas veces le había traicionado. Cerró con birdie, con clase, con estilo. Con grandeza.
Clasificación final:
1. Sergio García (-9). Ganador en el desempate.
2. Justin Rose (-9).
3. Charl Schwartzel (-6).
4. Matt Kuchar (-5), Thomas Pieters (-5).
6. Paul Casey (-4).
7. Kevin Chappell (-3), Rory McIlroy (-3).
9. Ryan Moore (-2), Adam Scott (-2).
11. Russell Henley (-1), Brooks Koepka (-1), Hideki Matsuyama (-1), Rickie Fowler (-1) Jordan Spieth (-1).
16. Martyn Kaymer (0), Steve Stricker (0), Jordan Spieth (0).
27. Jon Rahm (+3).
Como le habría gustado a Seve, ganador de la chaqueta verde en 1980 y 1983, como aplaudió Olazabal (Masters de 1994 y 1999), Sergio García, de 37 años, entró en la corte de los grandes a lo grande. No puede haber mejor forma de demostrar sus méritos para ganarse su primera chaqueta verde, para entrar en la corte de los grandes, que doblegar en un pulso de proporciones épicas, un duelo al sol sin final, al rival más duro, en el campo más complicado.
“Es fabuloso lograr la chaqueta verde el día que Seve habría cumplido 60 años” comentó Sergio.