
La primera jornada nos deparó el dominio aplastante de Rickie Fowler, con una vuelta de 65 golpes (-7) que iguala el mejor resultado de la historia del US Open, con respecto al par en una primera jornada. Fowler, que en las dos últimas ediciones no pasó el corte, rozó la perfección en una ronda en la que exhibió el juego y también el aplomo necesarios para ganar un 'grande'. Sacrificó pegada para ser más preciso y la estrategia le salió a la perfección. Cogió 12 calles de 14 y 15 greenes de 18, tirandó 27 putts para firmar siete birdies que le colocan con un golpe de ventaja sobre Paul Casey y el rookie Xander Schauffele, que pateó para empatar en el 18. A dos están Brian Harman, Tommy Fleetwood y Brooks Koepka. "Ha dado un clinic, era como si estuviera jugando a la XBox en lugar de al golf", reconoció el español Jon Rahm, su compañero de partido.
Si al americano le salió todo, al español le ocurrió todo lo contrario. Tras cinco hoyos marchaba con +4, una calle cogida y ningún green. Unas estadísticas con las que es casi imposible sobrevivir en este torneo. Parecía ir cuesta abajo y sin frenos el joven vizcaíno, pero logró contener la hemorragia en los segundos nueve, que completó al par con un bogey y un birdie. Su 76 final (+4) le obligará a una vuelta de -3 para garantizar el corte. Nada que no haya hecho antes. Al ambicioso Rahm aún le falta algo de la paciencia que los años le han otorgado a Sergio García y que el jueves volvió a ser el mejor aliado del castellonense. El ganador del Masters mantuvo sus opciones de lograr el primer US Open para el golf español con una trabajada vuelta de 70 golpes (-2). Sergio estuvo algo irregular, especialmente con los hierros, pero se mantuvo pegado a la calle, regla de oro en Erin Hills (sólo una vez y tiró desde la festuca) y fino con el putter. Y, sobre todo, no se dejó llevar ni por la euforia (arrancó con eagle al 1) ni por la desesperación cuando dos bogeys entre el 7 y el 10 amenazaban con hacer saltar las alarmas. Sergio encabeza a los ganadores de grandes en la clasificación tras un día que castigó duramente a favoritos como Dustin Johnson (+3), Rory McIlroy (+6) o Jason Day (+7) y en el que Rafa Cabrera-Bello, terminó en el puesto 44 con una vuelta al par. Pero el campo de Wisconsin no provocó la escabechina que se esperaba. Al menos para los que lograron mantenerse lejos de la festuca. Se registraron 42 tarjetas bajo par, dos de ellas de jugadores aficionados. Difícilmente permitirá la USGA que se repita algo así en los próximos días.
La segunda jornada, el viernes, ofreció la imagen de Sergio García con opciones de pelear por el primer triunfo español después de firmar su segunda vuelta bajo par. Sus 71 golpes (-1) le llevaron a casa club con un global de -3, a cuatro del entonces líder Rickie Fowler, que aún no había salido. Arrancó otro golpe al recorrido de Wisconsin en una ronda en la que volvió a exhibir la paciencia y el aplomo que le llevaron al éxito hace dos meses en Augusta y se mantuvo fiel a los mandamientos esenciales de Erin Hills: buscar la calle, evitar el rough y los mortales bunkers. Lo logró casi siempre y cuando no pudo -como en el 14- supo minimizar los efectos del error. Hasta tres pares muy comprometidos salvó el español en los greenes, algo más firmes que en la jornada inaugural pero más receptivos de lo que cabría esperar en un US Open como resultado de las lluvias. Fue agresivo cuando lo vió claro y mantuvo la cabeza fría cuando llegaron los inevitables errores. Saber cuándo dar por bueno un bogey es esencial en este torneo, que aunque está produciendo resultados inusualmente bajos se ha llevado por delante a los tres primeros del ranking mundial (Dustin Johnson, Rory McIlroy y Jason Day) y a más de la mitad del Top 10.
Entre ellos, lamentablemente, está Jon Rahm (+5), que terminó desesperado tras otra vuelta en la que no le salieron las cosas. Esta semana, el jugador que lleva un año asombrando al mundo dio más que hablar por la rabia con la que encajó sus errores que por su juego. También Rafael Cabrera-Bello (+1) pasó el corte por los pelos tras una trabajada vuelta de 73 golpes (+1), con cuatro birdies, tres bogeys y un doble bogey. Mientras, la cabeza se mantenía en -7, pero Fowler (-5) se cayó. Abrió la puerta y por ella se colaron Paul Casey, Brian Harman, Tommy Fleetwood y Brooks Koepka. Cuatro hombres con hambre de su primer 'major' a los que acecha, entre otros habituales aspirantes, Hideki Matsuyama (-5), que se quedó al borde de igualar la mejor tarjeta de la historia del torneo. En cambio, tras los primeros 36 hoyos, encontramos en el Top 10 a dos jugadores prácticamente desconocidos; Cameron Champ, un potentísimo amateur que el jueves celebró su 22 cumpleaños con una vuelta de 70 golpes (-2) y el viernes sorprendió con un 69 (-3) que le aupó hasta la octava posición, a sólo dos golpes del cuarteto de cabeza y Xander Schauffele, también con -5, está. Este rookie hizo la mejor primera vuelta de un debutante el jueves con 66 golpes y el viernes se mantuvo en el Top 10 con un 73.
La tercera jornada sirvió para constatar varias realidades. La más evidente es la transformación del propio torneo, que ha mudado su histórico rostro feroz en favor de uno mucho más amable. Tras dos días seguidos con vueltas de 65 golpes, el sábado Justin Thomas destrozó el campo con una ronda de 63 (-9), la más baja de la historia (Johnny Miller hizo 63 en 1973 pero en un par 71) del que presume de ser el 'major' más difícil del mundo. Un torneo que ha llevado al ganador por encima del par en no pocas ocasiones. El potente golfista de Kentucky, que a sus 24 años acumula cuatro triunfos y una vuelta de 59 ya en su palmarés, lo vio claro. Salió a por todas y le salió bien, sobre todo en los greenes. Su putt para birdie en el 5 será el golpe del torneo casi con toda seguridad. Thomas (-11), cuya mejor clasificación en un 'major' es un Top 20 en el PGA de 2015, saldrá el domingo a un golpe de Brian Harman (-12) y empatado con Tommy Fleetwood y Brooks Koepka, dos de los jugadores más regulares de la semana. A un golpe está Rickie Fowler (-10), que sin brillar como el jueves se metió de lleno en la pelea con un trabajado 68 (-4). Por detrás acechan, entre otros, Si Woo Kim (-8) y Patrick Reed (-8), que parece estar recuperando su mejor nivel. En total hay 13 jugadores en un margen de cinco golpes. Louis Oosthuizen (-4) y Sergio García (-4), a ocho de la cabeza, son los ganadores de 'grande' mejor clasificados. El castellonense necesitaba una vuelta muy buena y se quedó en un 71 (-1) a todas luces insuficiente. Sergio tuvo su peor día desde el tee (falló cuatro calles) y le faltó suerte en los greenes. El viento puede ayudarle a escalar posiciones, pero tiene difícil alcanzar la cabeza. El otro español Rafael Cabrera-Bello (par) firmó su primera vuelta de la semana bajo par para terminar igualado con el campo. Al canario, muy sólido de tee a green, le penalizó su falta de acierto con el putter.
La última jornada, el domingo, destapó al estadounidense Brooks Koepka, 22º del mundo, y que después de un día infalible desde el 'green' (-16 en total) consigue su primer 'grande'. Sólo un golfista atípico podía llevarse este 'major' atípico. El jugador de 27 años igualó el récord histórico del Open yanqui con una puntuación final de -16. Acabó cuatro golpes por debajo de Brian Harman y Hideki Matsuyama. El de Florida cimentó la victoria en su habitual potencia desde el 'tee', a la que sumó la infalibilidad para embocar en el 'green'. Un cóctel ganador para zanjar un torneo que deja una primera conclusión. Nadie recoge el testigo de Tiger Woods, cuando se cumplen nueve años de su último 'grande'. Jordan Spieth y Rory McIlroy están lejos de su mejor nivel y Dustin Johnson tampoco está a la altura. Sin un dueño claro, algunos como Sergio García se deberían frotan las manos, pero no fue así. El domingo no bajaba del par del campo y finalizaba 21º en -4.

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