Del 28 de Mayo al 11 de junio se ha celebrado, en las instalaciones del Stade, en el bosque de Bolonia, la 127ª edición del segundo torneo de tenis más longevo del mundo.
El único en tierra batida y segundo grande de la temporada ha ofrecido la oportunidad única de disfrutar del primer enfrentamiento serio entre las dos mejores raquetas del tenis mundial actual que desgraciadamente caminaban por el mismo sector del cuadro.
Con la anunciada ausencia de Nadal el emergente Alcaraz se debería encontrar en algún momento en su recorrido a la final, con el todopoderoso Djokovic, en la disputa por dominar el tenis mundial. Aparte del manacorí también fallaban a la cita Pablo Carreño, el italiano M. Berretini, o el australiano N. Kyrsgios, todos por lesión.
En cuanto al cuadro femenino estaba el top ten del WTA, y eran bajas la española Paula Badosa, la rumana S. Halep o la británica E. Raducanu por la misma razón que los varones.
Empezando con el torneo femenino, la representación española estaba limitada a Sara Sorribes, Nuria Parrizas, Rebeka Masarova, Cristina Bucsa y Aliona Bolsoba, (que llegaba al cuadro final desde el clasificatorio como lucky looser después de ceder ante la eslovena Zidansek y haberse impuesto a la norteamericana Montgomery y a la francesa Paquet).
En el camino se quedaron Rosa Vicens (que cedía ante la francesa Paquet en tres sets) y Margarita Bassols (que perdía ante la estadounidense Vickery también en tres sets), en el primer cruce.
Sin los referentes de Carla Suárez o Garbiñe Muguruza, la competición de las españolas ha sido desafortunada. Se salva de la quema S. Sorribes que llegaba hasta cuarta ronda, siendo eliminadas el resto en la primera.
Así Bucsa, con muy mala suerte en el sorteo, lo hacía ante la número uno polaca I. Swiatek en dos sets, I. Swiatek - C. Bucsa (6-4 y 6-0), al igual que la lucky looser Bolsoba ante la checa K. Kukova, A. Bolsoba - K. Kukova (6-2 y 6-1). En tres sets caían Masarova ante la estadounidense Gauff, R. Masarova - C. Gauff (6-3, 1-6 y 2-6) en 1h 46 y Parrizas, ante la australiana Hunter N. Parrizas - S. Hunter (6-4, 2-6 y 4-6) en 2 h 07, ambas después de haber ganado sus primeros sets.
Sara Sorribes llegaba hasta cuarta ronda tras eliminar en primera a la francesa Burel, C. Burel - S. Sorribes (6-7 y 2-6) y en segunda a la croata Martic, también en dos sets S. Sorribes - P. Martic (6-4 y 6-1). En tercera le tocaba enfrentarse a la kazaja E. Rybakina que no se presentaba por lesión E. Rybakina - S. Sorribes (wd) y en cuarta, caía derrotada ante la sorpresa del torneo, la brasileña Haddad en tres sets. S. Sorribes - B. Haddad Maia (7-6, 3-6 y 5-7), en un espectacular duelo de casi cuatro horas de partido con el primer set para la española y el segundo para la brasileña y donde pudo haber ganado cualquiera de las dos.
Para octavos de final habían sido eliminadas tenistas tan importantes como la griega Sakkari o la checa Kvitova en primera ronda, la francesa García en segunda, la norteamericana Pegula o la kazaja Rybakina en tercera o la rusa Kasatkina en cuarta. Es decir seis top ten estaban fuera.
Por tanto a Cuartos de final accedían dos jugadoras rusas, Anastasia Pavlyuchenkova y Aryna Sabalenka; una norteamericana, Cori Gauff; la tunecina Ons Jabeur,; la brasileña Beatriz Haddad Maia; la ucraniana Elina Svitolina; la checa Karolina Muchova y la polaca nº 1 mundial Iga Swiatek. Por tanto dominio europeo oriental repitiendo presencia la norteamericana y la polaca, que precisamente se enfrentaban en el primer partido.
I. Swiatek - C. Gauff (6-4 y 6-2), y donde la número uno mundial daba buena cuenta de la nº 6 en menos de hora y media de partido y sin que la norteamericana Gauff pudiera hacer frente al vendaval que se le venía encima.
En el siguiente enfrentamiento, el duelo entre la brasileña y la tunecina se resolvía sorprendentemente a favor de la tenista brasileña B. Haddad Maia - O. Jabeur (3-6, 7- 6 y 6-1), en tres sets, tras remontar el primero y después de dos horas y media de partido. La número siete del mundo no sabía hacer frente a una crecida carioca sin nada que perder y mucho más relajada que su rival.
K. Muchova - A. Pavlyuchenkova (7-5 y 6-2) el duelo entre las outsiders checa (43ª) y rusa (333ª) se resolvía para una Muchova in crescendo en 1 h 38 y sin necesidad de disputar un tercer set.
En el último enfrentamiento,
E. Svitolina - A. Sabalenka (4-6 y 4-6) la tenista rusa, se imponía claramente a la ucraniana (192ª actual) en poco más de hora y media y pasando a semifinales sin excesivo stress, donde se mediría a la verdugo de su compatriota.
No hubo saludo final y Sabalenka se quedaría esperando en la red, en plan provocador, el ya esperado rechazo de su contrincante ucraniana.
Semifinales: En la primera I. Swiatek - B. Haddad Maia (6-2 y 7-6), se resolvía con más problemas de los esperados a favor de la tenista polaca en 2 h 09 y con un segundo set pleno de emoción, que de haber perdido en el largo tie break de 12' y bola de set en contra (1 h 25), no se sabe cómo hubiera podido concluir. Su superioridad quedaba puesta en entredicho al tener que ceder ocho juegos cuando hasta ahora solo lo había hecho en 15 ocasiones en los cinco partidos previos. Aun así resolvía a su favor accediendo por tercera vez a la final.
En la segunda, entre checa y rusa, muy igualada y emocionante la 43ª del ranking siguió haciendo historia resolviendo el partido a su favor la checa ante la nº 2 mundial en un partido agónico de 3 h 13 de sufrimiento físico y mental,
K. Muchova - A. Sabalenka (7-6, 6-7 y 7-5) y en dos sets, presentándose de esta manera en la final por primera vez y metiéndose a la vez en el top ten mundial.
Final: enfrentadas la nº 1 y la nº 43 y los pronósticos estaban definidos claramente. Pero no se puede dar nada por sentando y mucho menos en el tenis. Iga Swiatek partía como la gran favorita de cara a esta final, pero los que subestimaban a Karolina Muchova cometieron un grave error, pues la checa es la única tenista en el circuito con argumentos para sacar de su zona de confort a la mejor del mundo. La final pasó de parecer un trámite administrativo, a convertirse en un duelo de poder a poder repleto de espectáculo y definido por pequeños detalles. En el partido
I. Swiatek - K. Muchova (6-2, 5-7 y 6-4), desde el arranque del primer set quedó bastante claro que el planteamiento táctico de Muchova ni siquiera hacía cosquillas a la número uno del mundo, con una determinación absoluta para abrir brecha en el marcador e imponer ese ritmo machacón de pelota e intensidad de piernas, que desgasta a las rivales como si de un martillo pilón se tratara. Pronto adquiría la iniciativa Swiatek, que con gran profundidad en sus golpes y alto porcentaje de primeros servicios, evitaban meterse en pista a la checa y aplicar su habitual variedad de recursos en forma de dejadas y subidas a la red. Se evaporaba la frescura de piernas, clarividencia mental y capacidad para desbordar y despistar a la rival, propia de la tenista checa durante todo el torneo, y cedía claramente el primer envite (6-2) en 48'.
Todo parecía predestinado a una clara victoria para la jugadora polaca cuando se adelantaba 3-0 en el segundo set. En ese momento la tenista checa, de perdidos a la mar, comenzó a soltar el brazo, a jugar con soltura y a bordar su tenis. Olvidándose del escenario, de la rival, empezaba a fluir sobre la pista elaborando su mejor tenis. Iga que le abría la puerta mínimamente con cierta relajación, contemplaba cómo un torrente de recursos técnicos inagotables se abría paso sin obstáculo. Hubo dudas en el tramo final del set, con intercambio de roturas y Swiatek fue incapaz de dominar en sus juegos al servicio, cediendo la segunda manga tras 1h11.
El tercer parcial fue una montaña rusa de emociones y un desafío impresionante para ambas contendientes en el plano tenístico y mental. Muchova arrancaba con valentía, dando continuidad a su tenis incisivo del segundo set mientras Swiatek buscaba soluciones procurando dar más altura a sus tiros. Cada juego al servicio de la polaca era una tortura para ella produciéndose un intercambio de roturas mediado el set. Pero con 4-4, la polaca fue capaz de sacar adelante un juego agónico al servicio y ahí se activaba a modo campeona nata, con intangibles tantos de leyenda en ciernes, que le permitieron restar con maestría y sofocando los aires de rebelión llevarse por 6-4 el set y la final en 2h 46, ante una Karolina Muchova a la que hay que dar gran crédito por todo el torneo realizado, pero también por el espectacular nivel de juego mostrado en la final.
Swiatek suma así su tercer Roland Garros y cuarto título de Grand Slam, demostrando que no solo puede ganar arrasando y bordando el tenis, sino también sabiendo sufrir.
En cuanto al torneo masculino, la escuadra española, con las bajas de Pablo Carreño y Rafael Nadal, llegaba comandada por el nº uno Carlos Alcaraz. La representación española se completaba con Bernabé Zapata, Albert Ramos, Jaume Munar, Roberto Carballes, Roberto Bautista y Alejandro Davidovich, Pablo Andújar, y Pedro Martínez repescado del cuadro clasificatorio. Quienes no lo superaban eran
El recorrido de los españoles era bastante pobre y a excepción de Alcaraz, resultaba decepcionante.
En primera ronda quedaron eliminados Bernabé Zapata, que cedía ante el argentino Schwartman en cinco sets B. Zapata - D. Schwartman (6-1, 7-6, 2-6, 0-6 y 4-6); Albert Ramos ante el suizo Wawrinka S. Wawrinka - A. Ramos (7-6, 6-4, 6-7,1-6 y 6-4) en cuatro y Jaume Munar ante el argentino Cerúndolo F. Cerúndulo - J. Munar (6-1, 2-6, 7-6 y 6-1) también en cuatro sets.
En segunda lo hicieron Roberto Carballés que lo hacía frente a Tsitsipas R. Carballés - S. Tsitsipas (3-6, 6-7 y 2-6) y después de eliminar en la primera al norteamericano Nava en tres sets y Roberto Bautista, que eliminando en primera al chino Wu en tres sets, cedía ante el peruano Varillas R. Bautista - JP. Varillas (6-1, 6-4, 3-6, 1-6 y 1-6), en cinco sets y tras imponerse en los dos primeros.
Davidovich conseguía llegar hasta tercera ronda donde le esperaba el serbio Djokovic. Hasta entonces su torneo había sido brillante eliminando previamente a los franceses Fils en primera y cuatro sets y Van Assche en segunda y tres sets, llegando pletórico al duelo contra el serbio nº 3 del mundo N. Djokovic - A. Davidovich (7-6, 7-6 y 6-2) y ante el que cedía en tres sets, los dos primeros disputadísimos y tras 3 h 36' de partido.
De tal manera que a octavos sólo accedía un español, Carlos Alcaraz tras haber dejado en la cuneta al italiano Cobolli en tres sets (6-0, 6-2 y 7-5), en primera ronda; al japonés Daniel en cuatro (6-1, 3-6, 6-1 y 6-2 ) y cediendo su primer set, en la segunda y al canadiense Shapovalov en tres sets (6-1, 6-4 y 6-2) en tercera. Frente al italiano Musetti no tuvo mayor problema y ganaba también en tres sets C. Alcaraz - R. Mussetti (6-3, 6-2 y 6-2), en poco más de dos horas, accediendo nuevamente a cuartos de final.
A cuartos de final llegaban cinco top ten, Alcaraz, Djokovic, Ruud , Tsitsipas y Rune, el undécimo mejor Karen Khachanov, el nº 22 Alexander Zverev , un año después de su lesión y el outsider argentino Tomás Martin Etcheverri en la posición 49 del ranking. Repetían ronda Ruud, Dojovik, Alcaraz, Rune y Zverev. Al murciano le correspondía jugar frente al heleno, al serbio N. Djokovic frente al ruso Khachanov, al noruego Ruud el danés Rune y al germano Zverev, la sorpresa argentina Etcheverry.
Por el camino habían caído nombres importantes de la talla de Medvedev en primera ronda, Sinner en segunda o Rublev y Fritz en tercera. El español Alcaraz, por el mismo lado del cuadro que el jugador serbio, si pasaba su ronda no se vería con él nunca en la final, cruzándose previamente en semis.
El primer partido correspondía al duelo hispano griego
C. Alcaraz - S. Tsitsipas (6-2, 6-1 y 7-6) en el que un Alcaraz impresionante se desembarazaba del tenista griego en tan solo tres sets y poco más de 2 horas. Ya desde los compases iniciales del primer set quedó constancia de la superioridad manifiesta del murciano ese día, que encontró la manera de martillear el revés del ateniense con bolas altas que obligaban a este a perder la iniciativa. Intentó hacer variaciones con el cortado y jugar muy agresivo, asumiendo riesgos con su drive, pero ni aún y así veía el griego atisbos de esperanza de tal manera que el primer set se resolvía claramente en su contra en 34'.
Quizá algún aficionado esperaba que esta demostración de poderío fuera momentánea, pero nada más lejos de la realidad. Los puntos en favor de Carlitos caían en un goteo constante y sufría Stefanos, intentando mantener su actitud constructiva y tratando de conseguir tiros vencedores cuando tenía oportunidad. Enfrente, el español mucho más serio de lo habitual, no se concedía un instante de relajación, manteniendo una solvencia impresionante al servicio, (6-1) también en 34'.
Comenzaba el tercer parcial con la misma dinámica y con Stefanos asumiendo ya el escarnio público al que estaba siendo sometido. Pero con 5-2 40-15 y dos bolas de partido, se pasó al 5-5 en cuestión de minutos, fruto de los primeros nervios del murciano y de un gran nivel del ateniense, que al borde del abismo se acogía a un milagro histórico y eligió creer. En cuanto consiguió serenarse el español, recuperaba a tiempo su mejor tenis para resolver el partido en el tiebreak.
N. Djokovic - K. Khachanov (4-6, 7-6, 6-2 y 6-4). El duelo entre el tenista serbio y el ruso se inclinaba del lado serbio después de una trabajada victoria ante Khachanov. Ante un Djokovic irreconocible con los errores no forzados, Karen se convertía en el primer jugador en robarle un set a Nole. Después de un comienzo de choque bastante errático, Djokovic comenzaba el segundo resistiendo desde el fondo en los intercambios, y aunque mantenía su saque, el serbio no terminaba de encontrar las mejores sensaciones en la pista. Acertado en la toma de decisiones, Khachanov llegaba al 4-4 sin enfrentarse a demasiados problemas. Y entonces aparecía Djokovic encontrando su juego más sólido, en el momento más oportuno para darle la vuelta al encuentro. Sería en el tiebreak, con un inmisericorde 7-0 que le dolía al ruso donde más duele y potenciaba al serbio, que se llevaba los otros dos sets no sin que Khachanov pelease cada punto hasta el final esperando el fallo del rival, que no se produjo. Nole se hacía con la victoria en cuatro sets, cediendo el primero, en 3 h 38.
El pique entre cuarto y sexto del mundo H. Rune - C. Ruud (1-6, 2-6, 6-3 y 3-6) repetía el duelo del año pasado y también ganador. Se resolvía a favor del jugador noruego después de imponerse fácil en los dos primeros sets y ceder en el tercero, para resolver en el cuarto y tras tres horas y cuarto de partido, meterse por segunda vez en semifinales. Difícil de explicar lo ocurrido en este último partido, del que se esperaba mucho y en el que la mayoría de los aficionados no veían claro favorito, pero sí una larga duración. Sin embargo, estuvo a nada de durar menos que el agua en una cesta, pues el noruego Ruud fue el único en comparecer mentalmente al arrancar el duelo (1-7) 28' y (2-6) 38' ante un Rune, errático y fuera de lugar. Solamente en la tercera y cuarta manga el danés ofrecía una mejor versión, pero despertando tarde frente a un jugador con mayor experiencia en estas rondas y con la lección aprendida sobre lo que le ocurría este año en Roma.
El partido restante entre alemán y argentino A. Zverev - T. Etcheverry (6-4, 3-6, 6-3 y 6-4) se resolvía del lado del europeo al imponerse a la sorpresa del torneo en cuatro sets y después de ceder el segundo, en 3h 22. Se enfrentaban el 22º y el 49º del mundo, el alemán recuperado totalmente de su lesión y con el reto de pasar a semifinales recuperando su nivel y el argentino despreocupado, con los deberes hechos y después de haber eliminado a Nishioka, Coric y De Minaur. Zverev aunque terminaba encontrando la victoria, tenía que pelear con situaciones adversas para superar al argentino y pese a no tener su mejor día con el saque, Alexander se ha mostrado implacable en la red y regresa a unas semifinales.
Con un representante español, uno serbio
, un noruego y un alemán, las
Semifinales estaban servidas; en la primera a Alcaraz le correspondía el tenista serbio y en la segunda Ruud, se enfrentaba a Zverev. El enfrentamiento,
C. Alcaraz - N. Djokovic - (3-6, 7-5,1-6 y 1-6 ) era un partido cargado de simbolismo, un duelo generacional. Nada menos que 16 años separan la edad de ambos contendientes y en el único partido en que se han enfrentado el triunfo era para el más joven, el año pasado. Un años después se repetía el duelo, y el partidazo, hasta que se producía el desafortunado calambre del español. En el arranque del primer set se pudo comprobar cómo había nervios en ambos lados de la cancha, con Carlitos algo precipitado en sus tiros y Djokovic mostrándose realmente intratable. La mejor versión del serbio emergía con la fuerza de un volcán, moviendo al español con sus tiros atinados, abriendo la pista por el lado de la derecha de su rival y erigiéndose en el dominador del encuentro ante un Alcaraz algo frío que cometiendo algunos errores infantiles en el cuarto juego, con su saque, cedía una ventaja que, por mucho que intentara, ya no pudo remontar. Tuvo serias opciones en el séptimo, donde recuperaba la frescura en sus piernas y la claridad en su mente, generándose oportunidades de rotura pero que el balcánico levantó con maestría. Volvería a intentarlo en el noveno juego, pero Novak respondía una vez más y se llevaba el primer set con solvencia en 1h de juego.
Parecía evidente que el español tenía margen de mejora y menos ansioso, empezaba a carburar poco a poco en la segunda manga. Dejadas, tiros increíbles, subidas a la red, ajustes tácticos y, en definitiva, una auténtica oda al tenis por parte de ambos. Si el primero en golpear fue Carlos, con un break espectacular en el octavo juego que le situó a las puertas de equilibrar el marcador, Djokovic respondía aprovechando ciertas ansias del murciano, consiguiendo el contrabreak. En el décimo juego se masticaba el drama en la Philippe Chatrier, con un 0-40 de Alcaraz y que quedaba en agua de borrajas ante la enésima demostración de campeón por parte del balcánico. No desfalleció moralmente el aspirante, que conseguía mantener su servicio y romper de nuevo el saque de su rival para subir el 1-1 al luminoso tras 1h17, empatando el choque.
A empezar de nuevo; y con el inicio del tercer parcial, se vaticinaba un encuentro maratoniano en el que se diera continuidad al impresionante despliegue tenístico que se estaba viviendo. Sacando primero el español para ganar, respondía de igual manera el serbio, cuando en el tercer juego, con 40-30 para Nole, Carlitos sufría un calambre en la pierna derecha que le impedía moverse. Atendido por el médico y teniendo que conceder su juego al servicio al serbio, se reincorporaba maltrecho confiando en un milagro. No se produjo, y arrastrándose por la pista y golpeando tiros sueltos, completaba el set (1-6) en 28', confiando en que las cosas fueran a mejor, aunque el panorama era desolador.
Mejoraba el murciano en el cuarto set, pero era evidente que estaba muy mermado en los desplazamientos laterales y así era imposible batir a un rival de la entidad de Nole. Aun así logró anotar un juego. Fue el peor desenlace posible para un partido que estaba siendo apoteósico y que terminó totalmente desvirtuado por los problemas físicos de un Carlos Alcaraz que tendrá que seguir intentándolo. Nada ha sido como se esperaba y se anhelaba, pero así es la vida y así es el deporte.
El nº 1 decía adiós al torneo de la manera más dolorosa posible mientras Djokovic accedía a su 3ª final, que de ganarla arrebataría el primer puesto del ranking a Alcaraz.
En la otra semifinal, C. Ruud - A. Zverev (6-3, 6-4 y 6-0) un jugador noruego muy sólido se llevó el choque más fácil de lo esperado, tras el juego desarrollado en el primer envite. El alemán lo insistía con mayor énfasis en el segundo juego pero tuvo que ceder ante la mayor efectividad del noruego que en poco más de dos horas de juego lograba meterse en su segunda final consecutiva, apabullando al alemán, que parecía haber recuperado sensaciones después de su lesión, que sólo lograba hacer siete juegos y con un rosco incluido en el último set.
Con las apuestas muy claras (de cuatro enfrentamientos, los cuatro se los había llevado Djokovic) la final, no parecía muy emocionante y el partido N. Djokovic - C. Ruud (7-6, 6-3 y 7-5) respondiendo a los pronósticos lo resolvía el serbio por la vía rápida en tres sets.

Finalmente sin tener que hacer uso del techo retráctil comenzaba el choque entre el tercero y cuarto del mundo siendo el noruego quien comenzaba sacando y dominando. La presión estaba más en el otro lado de la pista. Ruud se fabricaba tres puntos para adelantarse por 2-0, aprovechando el tercero por una pifia de su adversario en el remate. Algunos de los segundos saques de Djokovic viajaban a 138 km/h, demasiado poco para una final de Roland Garros. En cambio Casper, errático durante toda la temporada, no fallaba una sola pelota desde la línea blanca y a los 21', el tanteo era de 3-0, para cuatro minutos después, Novak estrenar su casillero. La derecha de Ruud se le atragantaba al serbio, que huía de ella siempre que podía. Un mal remate del escandinavo fue el principio del fin para él porque perdió toda su renta con un punto en el que su oponente estaba fuera de plano. Del 4-1 se pasaba al 4-4, con otra opción de 'break' para el aspirante que se marchaba al limbo. Luego era Djokovic el que desperdiciaba una bola de 5-4. Le faltaba el aire en los largos intercambios hasta el punto de rebozarse por la arena como una croqueta tras caerse. Ruud lograba un milagroso entrepiernas que le situaba con 0-30, a dos pasos del set, asegurándose la muerte súbita. Con un Novak quizá demasiado confiado en ciertas ocasiones, Ruud con un primer ganador de revés, presionaba a un Djokovic incómodo, aunque eso no le frenaba para confirmar el tiebreak. Y luego con su versión superhéroe habitual en los desempates, dejar a Casper con un único punto y tras una dura lucha de 1h30 ganar el set.
De esta forma, el tenista serbio rompía el hielo de un encuentro tenso desde el inicio.
El vencedor había puesto la directa y no estaba dispuesto a ceder hasta tocar la gloria, haciendo una declaración de intenciones en el regreso a la pista, Con un saque directo, Djokovic ponía el primer juego en blanco, protagonizando luego unos grandes intercambios desde el resto para liderar por 3-0 en el segundo set. Ruud cortaba con la racha del serbio poniendo el 3-1, pero las sensaciones de dominio no cambiaron demasiado. Casper no terminaba de encontrarse cómodo en ninguno de los aspectos, era Novak quien seguía dominando en el segundo parcial. Aun así, el noruego trataba de mantenerse en la pelea salvando una bola de set con su servicio, aunque el serbio, eficiente con la derecha invertida, se colocaba a un pasito del número 23, en este set sin tantas complicaciones en 48'. A Ruud se le arrugaba la mano, como en la última final con Nadal y como en la final del US Open con Carlos Alcaraz.
En el tercer parcial, Ruud y Djokovic aprovechando sus respectivos servicios colocaban el 1-1 en el luminoso. Acelerando el ritmo de la bola, Novak tenía opción de break, pero Casper aguantaba desde el otro lado de la red. El serbio no desistía desde el resto, sacando golpes ganadores desde cualquier lado de la pista para hacerse con el break definitivo, aunque Ruud no cedía a las primeras de cambio. Con bolas profundas a la línea de fondo, Ruud se colocaba con un 0-30 peligroso, pero Novak sumaba tres puntos consecutivos, momento en el que recibía warning por tomarse tiempo de más mientras le abucheaban desde la grada. Aun así, el serbio sumaba el 4-4 en el marcador. Concentrado en cada intercambio, los golpes de Djokovic rozaban las líneas, mientras que los de Ruud excedían los límites de la pista en el peor de los momentos: con el 5-5. Y a la primera, sin dudarlo, y justo cuando aparecía el sol en la Philippe Chatrier, reaparecía el chacal, Novak rompía el saque de su rival para a continuación sacar para en 3h 13, ganar el trofeo.
Con su tercer Roland Garros, Novak se convierte en el primer tenista masculino en ganar al menos en tres ocasiones cada Grand Slam.
Este es un logro que sólo han conseguido Margaret Court, Stefanie Graf y Serena Williams en el tenis femenino.
Recupera el nº 1. ¡Y van 23 grandes!