Wednesday, January 31, 2018

Campeonato de Europa de Balonmano masculino. Croacia 2018 España, por fin Campeón

El XIII Campeonato Mundial de Balonmano Masculino se ha celebrado en Croacia entre el 12 y el 28 de enero bajo la organización de la Federación Internacional de Balonmano (IHF) y la Federación Croata de Balonmano.
La competición, con un total de dieciséis selecciones nacionales se celebró en cuatro sedes diferentes, Split, Porec, Varazdin y Zagreb. Los dieciséis equipos participantes se distribuían en cuatro grupos diferentes. Alemania, actual poseedora del título competía en el grupo C junto a Macedonia, Eslovenia y Montenegro. España lo hacía en el grupo D en compañía de Dinamarca, R. Checa y Hungría. En el grupo A competían los locales, junto a Suecia, Serbia e Islandia y finalmente el grupo B lo integraban Francia, Noruega, Bielorrusia y Austria.
El sistema de competición era el habitual de estos campeonatos; una fase de grupos previa, de liga todos contra todos, pasando los tres mejores de cada grupo a la fase final integrados en dos grupos y llevando cada uno los resultados obtenidos en la fase anterior. Los dos primeros de cada grupo final se enfrentarían, primeros contra segundos de forma cruzada continuando los vencedores a la final y los perdedores a la lucha por el bronce.
En el grupo A, empataron al frente de la clasificación y pasaron de fase, Suecia y Croacia, con dos partidos ganados y uno perdido (los croatas con Suecia y estos con Islandia). El tercer equipo en pasar a la siguiente fase fue Serbia, con los mismos puntos que Islandia (uno ganado y dos perdidos), pero mejor average (Serbia ganó a Islandia). Suecia pasaba con cuatro puntos, Croacia con dos y Serbia con cero puntos. Se quedó fuera Islandia, único equipo en hacerlo habiendo ganado un partido.
En el grupo B, pasaron Francia, que ganó sus tres partidos (único de las 16 selecciones en hacerlo), Noruega, que solo perdió ante Francia y Bielorrusia que perdió con las dos anteriores y solo ganó a Austria. Y esta quedó ultima, sin puntos y eliminada. Francia pasó con cuatro puntos, Noruega con dos y Bielorrusia con ninguno.
En el grupo C, el grupo de los empates, pasaron Macedonia, con dos victorias y un empate, Alemania una victoria y dos empates y Eslovenia con una victoria, un empate y una derrota; quedándose fuera Montenegro, incapaz de conseguir un solo punto. Macedonia pasó con tres puntos, Alemania con dos y Eslovenia con uno.
España englobada en el grupo D, pasó a la siguiente fase junto a Dinamarca y R. Checa, los tres con un partido perdido y dos ganados. No lo hizo Hungría, que perdió sus tres enfrentamientos.
España empezó muy bien arrasando a los checos, España-R. Checa (32-15). Con la baja de Angel Fernández y su sustitución por Aitor Ariño España sufrió hasta el último minuto para ganar el siguiente. España-Hungría (25-27) en un partido vital para el futuro, porque así se aseguraban pasar con dos puntos (por lo menos) a la siguiente ronda. Los magiares estaban en la misma tesitura, y por eso apostaron por un partido físico, en el que la Selección se dejó a los tres minutos a Aginagalde y antes del descanso a Guardiola. Resultó un partido trabado, en el que Hungría apostó por jugar en falta permanente, en cortar la continuidad de España evitando que metiese su quinta velocidad. El lanzamiento de Balogh hizo mucho daño, y luego Banhidi sacó partido a su fortaleza en los seis metros. En la segunda mitad, con 13-12 de inicio, con Gonzalo en la portería, con algunas acciones de mérito, con su gol desde la meta propia, con una defensa con corazón de todos los jugadores, con Dujsebaev tirando de galones para ser el hombre más importante en un ataque atascado ante la dureza de los húngaros, se mantuvo la igualdad, para llegar al último minuto con un gol de renta, balón para España, pero con la pasividad marcada. Al final victoria sufrida. Mención especial para Ariño: llegó, se entrenó una mañana, y marcó cuatro tantos sin fallo.
Y terminó la fase atascándose ante el poderío danés, España-Dinamarca (22-25). La Selección, a remolque todo el partido, se estrelló contra una sólida Dinamarca liderada por Landin y Hansen y no pudo cerrar el pase con victoria en un partido sin trascendencia para la clasificación pero sí para los puntos a aportar a la siguiente fase. España y Dinamarca controlaron su juego, no hubo contragolpes, y el debutante Balling resultó clave (ocho goles). A los de Jordi Ribera les faltó la aportación del contragolpe; cierto también que Dinamarca tampoco corrió, y ese factor lo controló España, pero los daneses tienen un poderío de lanzamiento superior (Mikkel Hansen y Rasmus Lauge) y de ahí la diferencia. Dinamarca siempre mandó en el marcador, con rentas variables entre uno y tres goles, y España no tuvo la capacidad de limar esa diferencia, ni de presionar, ni de dar la sensación de voltear el marcador.
España perdió su primer encuentro en el Europeo, aunque pasa como primera de grupo y con dos puntos, como Dinamarca y como la República Checa. Los dos grupos de la fase final quedaron integrados de la siguiente manera: al grupo I pasaban los mejores de los grupos A y B, esto es, Suecia, Croacia, Serbia, Francia, Noruega y Bielorrusia. Al grupo II llegaban los de los grupos C y D, es decir Macedonia, Alemania, Eslovenia, España, Dinamarca y R. Checa.
En el grupo I, Francia era la gran favorita junto a Suecia, pues las dos accedían con cuatro puntos. El resto del grupo lo completaban Croacia, Serbia, Noruega y Bielorrusia y todas tenían opciones. Francia al ganar los tres suyos, acabó primera con 10 puntos y una de las plazas de semis era suya. La otra plaza surgió de un cúmulo de resultados de los que salió beneficiada Suecia, con los mismos resultados que Croacia y Noruega pero mejor average que ellas.
En el grupo II a España le tocaba lidiar con Macedonia, Alemania y Eslovenia. En el primer partido contra Macedonia, los nuestros no tuvieron mayor problema Macedonia-España (20-31). Sin apenas margen para los titubeos, España superó su primer escollo en este Europeo tras borrar a Macedonia desde el minuto uno. El cuadro macedonio, que estaba haciendo un gran torneo, encajó una importante derrota. Importante por la diferencia de goles y también porque el equipo balcánico era el único que arrancaba esta segunda ronda con un punto más que los españoles. Nadie esperaba una superioridad tan clara ante uno de los rivales que mejor balonmano estaba cuajando en Croacia. Había bajado los brazos Macedonia nada más empezar el partido y en la segunda parte fue incapaz de acabar con la sangría. Se divirtieron Gurbindo (6 goles), Ferran Sole (5) y Figueras (5), corriendo todo el equipo, aunque errara ocho opciones de contraataque. Mermada Macedonia, con jugadores tocados como Lazarov, se deshinchó con las pérdidas, 21, y llegó a perder de 13 (14-27, máxima diferencia) antes de sellar el 20-31 final.
En el segundo partido, contra Eslovenia, Eslovenia-España (31-26), España se complicó la clasificación. En un mal día para jugar mal, un pésimo rival para andar despistado, una situación exigente que no se supo controlar, porque España no tuvo ante Eslovenia la calma suficiente para rentabilizar las muchas superioridades que tuvo en el encuentro, ni para llevar el balón por los lugares más cómodos desde conseguir el gol. Mucha guerra personal, mucha insistencia individual, y un portero que te anula, como es el caso de Kastelic. En la primera parte España, pese a todo, tuvo ligeras ventajas, aunque en la recta final empezó a derrumbarse el castillo. La velocidad eslovena aprovechó los dos cambios defensivos españoles, y por eso se fueron con ventaja al descanso. Lo que pasó después no es sencillo de explicar porque todo el grupo se vino abajo, jugadores curtidos, con experiencia y que han demostrado que saben jugar, es como si entrasen en una amnesia absoluta, y por eso era incapaces de dar la réplica, salvo Aitor Ariño, que todo el tiempo que jugó estuvo concentrado, preocupado de robar balones, de asistir a sus compañeros, y por él llegó una ligera reacción final, y todo se quedó en un doloroso 26-31, y eso que la selección logró cuatro tantos a portería vacía.
Y antes de disputar la última jornada, solo Dinamarca tenía la clasificación asegurada (terminaría 1ª o 2ª) y Macedonia la suya denegada, se diera el resultado que se diera en su partido. Las otras cuatro selecciones tenían opciones. España (4 puntos). Se clasifica si gana. Si empata, queda una opción con la que también se clasificaría, siempre que la República Checa empate con Eslovenia. Incluso en un cuádruple empate entre España, Alemania, Macedonia y la República Checa, España es segunda. Tiene todo a favor, salvo que se diera un triple empate con Alemania y Eslovenia, y en el que se quedaría fuera. A Alemania (4 puntos). Sólo le valía ganar a España. Cualquier otro resultado le dejaba fuera. La R. Checa (4 puntos). Si ganaba a Eslovenia ¡podría ser primera de grupo y clasificarse! siempre que Dinamarca perdiese, y España y Alemania empaten. Si ganan España o Alemania, haga lo que haga, se quedará fuera. Eslovenia (3 puntos). Su única posibilidad pasaba por ganar a la R. Checa, que Macedonia perdiese, y que España y Alemania empatasen, y entonces terminaría segunda.
 Así la situación, las dos selecciones necesitaban ganar para pasar a semifinales, Alemania-España (27-31). En la repetición de la final del último Europeo en Polonia, donde ganó Alemania con una facilidad pasmosa, España tenía ganas de revancha, de ganar un partido clave, como este, y lo hizo con 10 minutos en la segunda parte en los que logró un parcial de 8-0, y luego, pese a que los germanos jugaron a mil por hora, ya fue imposible. Posiblemente en el partido más serio de España en este Europeo, ha controlado todos los aspectos del juego. Una defensa activa en el 6-0, que pasó al 5-1 para acabar la primera parte, sin dejar a los alemanes entrar en juego. Sí, marcaban goles porque son altos, poderosos y fuertes, pero aquello era una guerra individual, no un juego colectivo. Con (14-13) al descanso en una jornada en la que Aginagalde, Corrales y Balaguer aparecieron en su mejor versión para echar una mano a los habituales. Pero el partido no lo ganaron unos hombres, lo ganó el equipo en la segunda mitad, cuando del 16-15 se pasó al 23-15 en el minuto 45, además rompiendo la mentalidad alemana, que había apostado por jugar con siete atacantes, y perdió tres balones seguidos, con tres tantos españoles a portería vacía. Y así la Selección se mete en su cuarta semifinal consecutiva en los Europeos, con la mentalidad de romper la racha francesa, que lleva siete victorias consecutivas ante los Hispanos. En la otra se enfrentaban Dinamarca y Suecia, mientras que para el quinto puesto lo hacían Croacia y la República Checa. 

Semifinales. Con la decisoria convocatoria de Sterbik ante la lesión de Gonzalo Pérez de Vargas, España-Francia (23-27). España acabó con la marcha imparable de Francia en este Campeonato de Europa, única invicta hasta esta semifinal, que ganaba los Europeos cada cuatro años, y que llevaba siete victorias seguidas sobre la Selección. En el partido soñado por los veteranos de la Selección, manteniendo a raya a Francia alejada de la portería, sólo con la solución de jugar con el pivote. Porque en la primera parte no existió el lanzamiento exterior galo, porque Karabatic parecía, y lo fue durante toda la hora, un jugador terrenal y no el de otra galaxia de siempre. Corrales en la portería, animado por Sterbik en el banquillo, fue cogiendo confianza, se asentó, y le fue sacando balones a genios, como al extremo Abalo, al que amargó la tarde. Todo partía de la defensa. El 6-0 español estuvo pletórico. Concentración, solidaridad, compañerismo en todas las acciones. Ninguno se escondió, y eso es importante ante una primera línea como la francesa. Sterbik salió a parar tres penaltis en la primera parte; atajó dos. Con 15-9 al descanso, en la segunda mitad, siguió la misma tónica, hasta el 23-14, máxima diferencia, cuando España entró en un bache, nueve minutos sin marcar, y los franceses tocando generala. Fue un parcial de 0-5, pero España ya tenía una amplia ventaja y era el tiempo de congelar el juego, de buscar las opciones de dominar, de marcar goles decisivos, de forzar penaltis, y aunque no se marcaron todos, sí los suficientes para mantener la renta hasta el final.
Y en la otra a Dinamarca-Suecia (34-35 con prórroga). Las paradas de Palicka permitieron alcanzar a los suecos una ventaja de hasta cinco goles (15-20). Pero los daneses, de la mano de un inspiradísimo Rasmus Lauge, autor de once goles, lograron igualar la contienda (25-25) a cinco minutos para la conclusión. Suecia pareció dar un golpe definitivo al duelo tras situarse con un ventaja de tres tantos (25-28) a poco más de dos minutos para el final. Pero los daneses, con un gol en el último segundo del extremo Svan a pase largo de Hansen, lograron forzar la prórroga (28-28). El tiempo extra se convirtió por momentos en un intercambio de goles entre Lauge y el sueco Gottfridsson, sólo interrumpido por las paradas de Palicka. Con Suecia recuperando la iniciativa en el marcador logró sellar su pase a la final. Los duelos entre los equipos nórdicos en balonmano siempre son impredecibles. Y en esta ocasión le tocó a Suecia, que perdió el primer partido del Europeo frente a Islandia, y en la segunda fase contra Noruega, pero se impuso sin embargo en semifinales a Dinamarca, campeona olímpica, convirtiéndose en el rival de España.

A la final, España llegaba con dos mundiales ganados (2005 y 2013), ambos con suficiencia, pero ningún europeo. Ha jugado cuatro finales continentales y en las cuatro se ha colgado la plata: 1996, 1998, 2006 y 2016. Malos antecedentes, pero había detalles que invitaban al optimismo. El principal es la inercia positiva. Después de perder ante Eslovenia, los Hispanos se han venido arriba y la llegada de Sterbik ha supuesto una inyección de moral.
España Suecia (29-23). Y a la quinta fue la vencida ¡campeones de Europa! Aunque no fue fácil. El portero Appelgren, en una enorme primera mitad, (12-14) mantuvo al ataque español a la deriva. Y no sólo eso, sino que de sus paradas llegaban los contragolpes suecos, su arma más seria: no marcaban en juego posicional, pero aprovechaban las carreras. Capeó España aquellos malos momentos, cambió la defensa y de un 6-0 apostó por el 5-1 con Dujsebaev de avanzado, y cambió el escenario. En el minuto 41 el marcador había virado a 20-15. Para entonces Sterbik estaba en la portería, y Suecia se estrellaba con él, o con su imagen imponente que intimida incluso a las sombras.







Y allí estaba Dujsebaev para asistir a los extremos, para cambiar el juego de lateral a lateral, para que Ariño marcase, para que Aginagalde forzase penaltis, para que se abriese tanto la defensa sueca que Entrerríos encontrase la manera de penetrar y plantarse delante del portero. Y entró un Balaguer eléctrico para recuperar balones y marcar a puerta vacía cuando Suecia arriesgó para jugar con siete atacantes. En el centro, con Gurbindo, Guardiola, Morros y Cañellas, España se había hecho impenetrable. La diferencia creció y, como en todos los oros que había ganado anteriormente, lo hizo con la holgura de quien se toma la revancha de todas las revanchas que tenía pendientes.
En el partido por el bronce Francia se impuso a Dinamarca en un gran partido (32-29), con alternancias en el marcador hasta el descanso (17-14) y que luego dominó en la segunda mitad teniendo a su estrella Karabatic (nueve dianas) como estandarte mientras que la estrella danesa, el lateral Hansen no estuvo a la altura y Dinamarca lo notó..

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