Thursday, April 12, 2018

Masters Augusta. El primero para Patrick Reed

La 78ª edición del primer major de la temporada se ha celebrado el pasado fin de semana en el Augusta National Golf Club. Los mejores jugadores del mundo se dieron cita en este evento único que, como cada temporada, distingue con su emblemática chaqueta verde al mejor tras los 72 hoyos.

En una edición muy especial para los aficionados españoles, con los ojos puestos sobre todo en la buena forma de Jon Rahm, actual número tres mundial que compartira partido con el australiano Adam Scott, ganador en el 2013 y el norirlandés Rory McIlroy. Junto a él, el defensor del título, Sergio García y que a sus 38 años afronta su 78º grande y aspira a convertirse en el cuarto hombre que gana dos Masters consecutivos (antes lo hicieron Nicklaus, Faldo y Tiger); jugará con dos estadounidenses, Justin Thomas, número dos del mundo, y el jugador aficionado Doc Redman. José María Olazábal a su vez, competirá con el estadounidense Kevin Chappell y el sudafricano Dylan Frittelli mientras que el canario Rafa Cabrera Bello partirá junto al número uno mundial, el estadounidense Dustin Johnson, y el subcampeón del año pasado, el inglés Justin Rose, en el último partido de la jornada inaugural.
Dustin Johnson, Rory McIlroy, Jason Day, Jordan Spieth, Henrik Stenson, Phil Mickelson, Hideki Matsuyama o el reincorporado Tiger Woods, tras dos años de ausencia (y tras diez sin ganar un grande) son solo algunas de las atracciones de este primer grande de 2018.

La primera jornada empezaba con frío pero sin viento. Un edén de apariencia florida y apacible que escondia inumerables trampas, debido a las exigentes posiciones de bandera. Gran día para Jordan Spieth que acabo con (-6), Tommy Finau (-4) después del percance que tuvo el día de los pares y que encabezó la tabla hasta que llegó Jordan Spieth o Rafa Cabrera Bello (-3) en el top 10. No tanto para Tiger Woods o el resto de españoles. Jose Mª Olazabal (+2), Jon Rham (+3) o no digamos Sergio García, el penultimo (85º y + 9) tras el octuple bogey del hoyo 15º (se fue al agua cinco veces).

La segunda jornada amanecía con Rahm optimista. Con el 75 (+3) con el que había abierto su segunda participación en Augusta no terminaba de responder a las enormes expectativas que siempre suscita el jugador vasco. Declaraba "He jugado para hacer 65, no he cometido un error hasta el hoyo 13", aseguró, mirando de reojo a Jordan Spieth, con (-7) en el green del 18. "Si hace el bogey aquí", dijo, en referencia al entonces líder, "aún puedo estar en la pelea".Se antojaban muy optimistas entonces las previsiones del número 3 mundial. Pero 24 horas después al de Barrika ya le empiezan a salir las cuentas. El viernes se puso bajo par con una vuelta de 68 golpes (-4), la más baja en la casa club y la mejor que ha firmado hasta ahora en un grande. "He jugado a la perfección, muy confiado. Igual que ayer, pero esta vez las cosas han salido mucho mejor", aseguró el español tras entregar una tarjeta con un eagle, dos bogeys y cuatro birdies (todos en los segundos nueve).
En pleno debate sobre si a la bolsa resulta más útil un caddie profesional o un amigo que ofrezca tranquilidad y una broma en el momento oportuno, como llevan Rory McIlroy, Tommy Fleetwood o Jason Day , Rahm volvió a destacar la importancia del experimentado Adam Hayes: "Me dijo que me concentrara en coger calles y que en el 15 tenía que ponerme al par". El jugador siguió las indicaciones del caddie salvo un par de escapadas puntuales. Se puso al par en el 15 y estrenó los números rojos con un birdie al 16 tras un putt de 9 metros.


Tiene trabajo por delante todavía el español para cumplir el objetivo que se marcó a principios de semana: llegar al domingo por la tarde a no más de dos de la cabeza. De momento está a ocho. Pinchó Spieth (-4), que se dejó dos golpes, pero su amigo Patrick Reed llevó el liderato hasta el -9 con una vuelta espectacular. Acumula un saldo de -8 en los pares 5 el tejano, un clásico en las manidas listas de mejores jugadores que no han ganado nunca un 'grande'. Segundo se colocó el australiano Marc Leishman (-7), el hombre que en 2015 tuvo que salir volando de Augusta después de que su mujer contrajera una extraña bacteria que la tuvo semanas en coma y casi dos años convaleciente. También han tomado posiciones figuras como Henrik Stenson (-5), Rory McIlroy (-3), Dustin Johnson (-3) o Justin Rose (-2), que prometen un fin de semana apasionante. Lástima que falte en ese grupo Tiger Woods (+4), al que su peleada vuelta le dio sólo para pasar el corte. Si aparece la lluvia y el viento que anuncia el parte, a buen seguro veremos a Rahm este sábado con el cuchillo entre los dientes.
También pueden ser condiciones propicias para Rafael Cabrera Bello, un consumado especialista cuando sopla el viento. El canario ocupó el liderato durante buena parte de la jornada. Se mantuvo al par durante los 10 primeros en una pelea a cara de perro con el campo, al que propinó golpes sensacionales, como el 'approach' con el que se dejó el birdie dado en el cuatro o el golpazo que a punto estuvo de embocar en el cinco. Pero el número 22 del mundo se dejó cinco golpes en los últimos siete hoyos, precisamente el tramo en el que el jueves construyó su sensacional vuelta, lastrado por algunos errores alrededor del green y con el putter. La noticia triste de la jornada la protagonizó Sergio García, que en ningún momento tuvo oportunidad de levantar la losa que le cayó encima el jueves. El campeón firmó 78 golpes (+6) y se despide con un global de +15, el peor resultado de su carrera. Tampoco estará José María Olazábal (+6), que se quedó fuera por un solo golpe.

La tercera jornada, amaneció lluviosa y uno de los que se quedó rápido sin opciones fue Tiger Woods, terminando en el par del campo aunque firmando su mejor vuelta de los tres días. En cambio benefició a Jon Rahm que acabando con (-7) y 65 entregando la mejor tarjeta del día hasta entonces, mejorando a Tommy Fleetwood con 66. Ricky Flowler iguala también los 65 del español, pero está uno por debajo en el total. Mientras tanto por arriba, Patrick Reed aumentaba su ventaja sobre Rory McIlroy y Jordan Spieth practicamente se despedía de la chaqueta al terminar (-1) y (-5) en el total. En el último hoyo McIlroy recupera terreno a Reed, entregando una tarjeta de 65, dos menos que el lider.

En la última jornada, Patrick Reed terminó adjudicandose el Masters, primer 'major' de su carrera, después de mantener una apasionante pelea con Rickie Fowler y con Jordan Spieth, que emergió de la nada y a punto estuvo de hacer saltar por los aires todos los récords del torneo. Ocho golpes es la diferencia máxima que se había logrado remontar en las 81 ediciones anteriores. Lo logró Jack Burke Jr en 1956, la prehistoria del golf. Spieth se quedó a las puertas de levantar nueve. Por el camino se llevó a Justin Thomas, Marc Leishman, Bubba Watson, Tommy Fleetwood, Henrik Stenson, Rory McIlroy y Jon Rahm. El español, en su primer domingo en la pelea por un 'grande', dio la cara hasta casi el último hoyo. Sus esperanzas se hundieron en el agua del 15, el mismo punto que condenó el jueves a Sergio García. A ese punto había llegado con -4 en el día, a tres golpes de la cabeza, tras una vuelta en la que derrochó juego y coraje. Ese era el objetivo que se había marcado al principios de semana.
Al fin ha desplegado su mejor versión en un 'grande'. Y no en uno cualquiera sino en Augusta, el más imponente de todos. Ya no hay escenario capaz de intimidarle. Reed, un jugador con fama de antipático y un largo historial de polémicas, no figuraba entre los favoritos a principio de semana. Salvo el segundo puesto del PGA Championship de 2017, sus grandes momentos habían llegado en la Ryder Cup. Peleón como pocos, es un consumado especialista en match play. Y fue cuando llegó el cuerpo a cuerpo cuando empezó a ganar de verdad la chaqueta. La estadística alertaba que nadie había conseguido encadenar cuatro vueltas seguidas por debajo de 70 golpes y Reed, que nunca había liderado un grande a falta de 18 hoyos, no fue la excepción. Estuvo lejos de la solidez exhibida en las jornadas anteriores, en las que arrasó los pares 5. Este domingo se le escaparon los cuatro. Después de 11 hoyos, los tres golpes de margen con los que había arrancado se había diluido. Spieth le había igualado en cabeza con 9 birdies sin fallo en 16 hoyos. Estaba en modo depredador y todavía le quedaban dos por delante. Fue en esos siete finales, que completó con un saldo de (-2), cuando Reed se alzó con el triunfo, aupado por el inesperado bogey final de Spieth.
El ganador de 2015 llegó a la casa club con (-13). El (-15) de Reed le auguraba un final tranquilo, pues Rahm y McIlroy habían quedado ya descartados. El norirlandés, al que muchos señalaban como favorito el sábado por la noche, se diluyó después de un prometedor arranque. Terminó quinto a cinco golpes y tendrá que esperar para completar su particular Grand Slam. Pero entonces emergió Rickie Fowler, que en un soberbio ataque final alcanzó los -14.
No le llegaba el agua al cuello a Reed, que por una vez cambió el rojo de su admirado Tiger Woods por el rosa, pero peleó dos pares meritorios pares para proclamarse vencedor y salir, como Sergio hace un año, de esa odiosa lista de grandes jugadores sin 'major'. Ahora figura en otra más selecta. Es junto a Tiger Woods en 1997, el único jugador que ha ganado el Masters después de no haber pasado el corte el año anterior. También es el primer estadounidense en ganar desde 2015 y cuarto jugador consecutivo, tras Spieth, Danny Willett y García, que gana el Masters después de tomar la salida sin ningún 'grande' en su haber.

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