
Las competiciones se celebraron en el Estadio Olímpico mientras que las pruebas de maratón se disputaron en un trayecto con salida y meta en el Puente de la Torre y que recorrió lugares emblemáticos de la ciudad como Victoria Embankment, las Casas del Parlamento, el río Támesis o la Catedral de San Pablo y las pruebas de marcha se desarrollaron en un circuito de 2 km en la alameda The Mall, entre el Palacio de Buckingham y el Arco del Almirantazgo.
Participaron 2038 atletas (1080 hombres y 958 mujeres) provenientes de 205 federaciones nacionales afiliadas a la IAAF. España acudía con 56 atletas que compitieron en 29 de las 48 pruebas programadas. Quinta federación en número de atletas inscritos y tercera máxima participación de la historia de la competición tras Sevilla 89 y Tokio 91. Novedades de esta edición, la participación de 19 atletas rusos (tras la sanción por doping institucional) bajo la denominación de «atletas neutrales autorizados» (ANA), la disputa de la marcha, con la inclusión por primera vez de los 50 km femeninos, en un solo día (motivos de seguridad) y algunas bajas por lesión como las del keniano David Rudisha o de Bruno Hortelano.
La actuación española ha sido discreta por no decir mala. Aprobado ramplón.
La marcha es el perfecto resumen de lo que ha sucedido en Londres. Cuatro españoles entre los 13 primeros siendo el mejor Alvaro Martín, octavo. Alberto Amezcua terminó noveno, Miguel Ángel López, décimo, todos con marca de la temporada y Diego García, decimotercero con mejor marca de siempre. Para más inri, Laura García-Caro y María López han sido novena y décima en los 20 femeninos, tambien con mejor marca personal. El resumen de los puestos y las marcas, que son la biblia en el atletismo, cae por su peso.
España posee una potente clase media sin ganadores. «La realidad es que tenemos atletas en casi todas las disciplinas, un elenco muy variado, saltos, lanzamientos, combinadas, marcha, mediofondo, velocidad. Tenemos futuro», defiende el presidente Raúl Chapado.
Pero la realidad son los números y estos hablan de sólo cinco finalistas, Adel Mechaal en 1.500 (4º), el relevo 4x400 (5º), Ana Peleteiro (7ª), Orlando Ortega (7º) y el citado marchador Alvaro Martín (8º). Además de los citados también pasaron la primera ronda, Yidiel Contreras (110 vallas), Pablo Torrijos (triple), Kevin López y Alvaro de Arribas (800 m) y Oscar Husillos (400 m). Gran papel de Jorge Ureña en decathlon, terminando 9º con 8125 puntos mejor marca personal y de Marta Pérez en el 1500 con marca personal.



Con Europa acusando la creciente globalidad del atletismo y África con altibajos, Estados Unidos recuperó en Londres el mando absoluto tiranizando el medallero.

Pasó de la derrota de Pekín 2015 (por detrás de Kenia y Jamaica) a unos números de envidia: 30 medallas con 10 títulos, triplicando al segundo (Kenia, 11 podios), y recuperó el dominio absoluto del sprit, en hombres y mujeres, que había perdido en la era Bolt, aunque fuera al precio de rehabilitar a una figura incómoda como Justin Gatlin y borrando del mapa a Jamaica en el sprint.
Mientras que el atletismo mundial despidió en Londres, de una forma menos redonda de lo que hubiera deseado, a su faro y atleta más amado, España despedía a Beitia. Con 31 años Usain Bolt y 38 la española, los dos se despidieron de manera agridulce y no como hubieran deseado. Al genio jamaicano no se le puede juzgar por el desafortunado último campeonato, como mucho se le puede achacar cierto exceso de confianza al pensar que bastaría con un par de carreras y su forma actual para ganar como siempre, y no fue así. No llegó bien, lo pagó con una derrota dolorosa en el 100 contra el rival más incómodo, Gatlin, y con una lesión en el 4x100. Ruth Beitia no llegaba a tope (en el Cto. de España no pudo con 1´90), se clasificó por los pelos para la final y en esta terminó última con 1´88. La suerte no siempre acompaña.
También el adiós de la pista de otro grande, Mo Farah para enfilar la ruta y el maratón. Regresaba al estadio que marcó su vida en los Juegos Olímpicos hace cinco años, cuando se abrió un lustro en el que ha sido imbatible en grandes campeonatos... hasta su derrota en este Mundial a manos del etíope Edris en la final del 5.000. Una plata que lloró en la pista como si fuera una derrota. Ganó el 10.000 pero le faltó el doblete del gran fondo que monopolizó desde 2012 en Mundiales y Juegos.

El sudafricano de 25 años Wayde Van Niekerk, considerado sucesor de Usain Bolt en el firmamento mundial del atletismo, vigente campeón olímpico y mundial de 400 metros, prueba en la que le arrebató el récord universal a Michael Johnson, en Londres afrontaba el reto de convertirse en el segundo hombre, tras el propio Johnson en 1995, en lograr el doblete 200-400 y a punto estuvo de conseguirlo. Objetivamente enorme, oro en 400 y plata en el 200 tras el turco Ramil Guliyev. Su problema es con qué se le mida; con el doblete de Michael Johnson 200/400, con su propio récord de 400 o con Usain Bolt, porque alguien ha de cargar con el peso de ser la próxima estrella. El sudafricano debe vencer mucha presión, y da la impresión que no se siente cómodo con ese peso.
Dafne Schippers, la ex heptatleta holandesa, única velocista de raza blanca que ha discutido la hegemonía de las de raza negra, revalidó el oro que logró en Pekín 2015 en los 200 metros, prueba en la que también es la vigente subcampeona olímpica. En el 100 solo pudo ser cuarta y en el relevo corto, las holandesas terminaron últimas.
Omar McLeod, el jamaicano, que el año pasado se proclamó campeón olímpico de 110 metros vallas en Río, después de haber sido ya campeón del mundo de 60 metros bajo techo, consiguió el oro en Londres ganando claramente la final.
Caster Semenya, dejado atrás el debate sobre sus niveles de testosterona y el que la sudafricana pueda competir entre mujeres, solo cabe constatar un potencial arrollador que hará que siempre se le exija algo más. Ganó como quiso el oro en los 800 m tras seis carreras a sus espaldas (reto de doblar con el 1.500) y también da la impresión de poder con el récord mundial de Jarmila Kratochvílová si realmente lo quiere. Semenya, además de conseguir su tercera corona mundial en los 800, también subió al podio (bronce) en el 1.500 con una marca de 4´02" 90 a 31 centésimas del oro.
Justin Gatlin. El contraste entre los deseos de muchos, una despedida a lo grande de Usain Bolt, y la realidad, oro para Justin Gatlin en la final de 100 metros, fue pesado de digerir. Con demasiados recuerdos de una época nefasta y permisiva con el dopaje: dos veces sancionado, el estadounidense vio acortada su suspensión en 2010 bajo unas reglas de las que reniega Coe (no es extraño que el presidente de la IAAF no censure explícitamente los abucheos a Gatlin). Además se llevó la plata en el relevo corto que ganó sorprendentemente el equipo británico.
Por el contrario han fracasado, si se puede considerar fracaso a sus actuaciones:
Renaud Lavillenie. El hombre que el 15 de febrero de 2014 acabó con el récord mundial de pértiga de Sergey Bubka al franquear 6,16 metros en Donetsk no pudo conseguir el único título que le falta en su palmarés. Campeón olímpico en Londres 2012 y tres veces de Europa, Renaud Lavillenie fue bronce en los Mundiales de Berlín 2009, Daegu 2011 y Pekín 2015, y plata en los de Moscú 2013. Solo pudo ser tercero con 5´89 en una prueba que ganó el americano Kendricks con 5´95.
Elaine Thompson, fue la reina en Río 2016 en 100 y 200 metros, y en un año ha pasado del todo a la nada pese a que por marca debía ganar. En el 100 solo pudo ser quinta, con 10,98" pero su marca en semis 10,84" le hubiera permitido ganar el oro. Al final no corrió el 200 ni el relevo 4x100.
Caterine Ibargüen, la colombiana, vigente campeona olímpica, mundial y panamericana de triple salto, buscaba, con 33 años, su tercer título consecutivo en Londres, donde en los Juegos de 2012 tuvo que conformarse con la medalla de plata y se fue a tan solo 2 cm de conseguirlo, con un segundo puesto tras una lucha de poder a poder con la joven revelación venezolana Yulimar Rojas, pero lejos del récord mundial de Inessa Kravets (15,50).
Isaac Makwala pudo salir de Londres ganando los 200 y los 400 metros y se fue sin nada, pero siendo portada cada día como héroe sin suerte. Un virus y una cuarentena le dejaron sin correr la final del 400, se peleó con la organización, tuvo que correr solo una serie para ser repescado en el 200... y acabó sin medalla. Demasiados obstáculos.
Para concluir, la ausencia de metales hace mella en el equipo federativo español y en la ilusión que lo acompaña.
Tampoco es que España sea una potencia sideral. En dieciséis citas del Mundial, ha conseguido siete oros, quince platas y dieciséis bronces compitiendo con 713 atletas. En la última edición solo arrastró un oro, el de Miguel Ángel López. En Moscú 2013, dos bronces, el mismo López en 20 marcha y Beitia en altura. En Daegu 2011, el bronce de Natalia Rodríguez en 1.500. Y así sucesivamente, en un lento goteo que envía a la selección más allá del puesto 30.
Queda mucha labor para levantar la moral de la gente.
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